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La polución en Shanghái alcanza niveles de extrema gravedad

La polución en Shanghái, la capital económica china, alcanzó hoy niveles de extrema gravedad y obligó a retirar vehículos oficiales de las calles, detener las obras de construcción y mantener a los niños en el interior de los edificios.

La concentración de partículas PM 2,5, aquellas inferiores a las 2,5 micras y las más peligrosas para la salud por su capacidad de infiltrarse en los pulmones, superó los 600 microgramos por metro cuadrado, el nivel más alto desde que la ciudad comenzó estas mediciones el pasado diciembre.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una concentración no superior a los 25 microgramos por metro cuadrado.

Las autoridades de la ciudad, la más poblada de China, han recomendado a los niños, los ancianos y quienes padezcan problemas respiratorios o cardiacos que se mantengan en el interior de los edificios.

Asimismo, quedaron suspendidas las actividades deportivas en el exterior, y se ha retirado de la circulación el 30 % de los vehículos oficiales, mientras que las obras de construcción, una constante en la pujante capital financiera china, han quedado suspendidas.

El Centro de Supervisión Medioambiental de Shanghái ha advertido que la contaminación continuará durante el fin de semana, favorecida por la falta de vientos.

Según el centro Nacional Meteorológico, 25 regiones provinciales en el este y noreste de China están afectadas por los altos niveles de contaminación, incluidas las pobladas provincias de Jiangsu y Zhejiang.

Como consecuencia de la contaminación, las autoridades chinas declararon ya el jueves una alerta amarilla, el segundo indicador más grave en una escala de cuatro niveles cromáticos, para Shanghái y varias provincias del este.

En ciudades como Nankín, la capital de Jiangsu, a unos 300 kilómetros al norte, las guarderías y escuelas primarias y secundarias suspendieron el jueves sus clases por la contaminación, después de que sus autoridades locales emitiesen una alerta roja medioambiental.

La habitual polución que provocan las superpobladas grandes urbes del desarrollado este de China se ve agravada estos días por un clima estático, sin fuertes vientos ni lluvias, y la escasa actividad del aire frío que envuelve la región durante esta época del año, lo que ha favorecido la condensación de los contaminantes.