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Arrecia el debate sobre los bancos europeos

PARIS (AP). Cuando Dexia quebró a principios de semana, muchos destacaron que el banco franco-belga figuró entre los que aprobaron a mediados de año las pruebas de tensión y solvencia impuestas por los reguladores europeos y agregaron que su cierre fue prueba de la inutilidad de esos exámenes.

La quiebra de Dexia fue el argumento de quienes sostienen que los bancos deben recapitalizarse _ es decir, deben ser obligados a mantener mayores reservas con cargo a pérdidas para encarar situaciones imprevistas.

La idea circuló ya antes de la quiebra de Dexia, aunque el colapso del banco parece haber aglutinado a las autoridades en torno al plan. Los últimos días, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, los bancos alemanes e incluso los franceses han respaldado ciertas formas de recapitalización de los bancos.

Es muy probable que esa recapitalización forme ahora parte de un plan para salvar a la eurozona, prometido durante meses por las autoridades y cuyos detalles podrían ser anunciados este fin de semana en la reunión de ministros de hacienda del G20 en París.

Empero, hay otra hipótesis sobre lo ocurrido a Dexia. Algunos, incluyendo el gobierno francés y el propio banco, sostienen que la quiebra de Dexia se debió a su inusual dependencia de créditos a corto plazo al mismo tiempo que casi todos sus préstamos eran a largo plazo.

Es decir, Dexia tenía un problema de liquidez: tenía que pagar diariamente a sus acreedores, pero sus deudores devolvían los préstamos a largo plazo.

La explicación ha sido esgrimida por muchos bancos en las últimas semanas: especialmente los franceses, que han visto bajar sus acciones por temor a que no tengan suficiente capital para capear una bancarrota griega o grandes pérdidas en los bonos soberanos italianos y españoles.

Los bancos sostienen que necesitan capital para encarar esas situaciones y que el problema del sector bancario es el creciente nerviosismo a la hora de prestarse unos a otros. Si pudieran convencer a la competencia para que giren préstamos como suelen hacerlo normalmente, la situación se regularía, sostienen los bancos.

Ya que no es así, muchos de ellos han tenido que recurrir al Banco Central Europeo como proveedor de último recurso a fin de obtener los créditos a corto plazo que necesitan para mantener al día sus operaciones.

De hecho, los bancos se han quejado que obligarles a mantener mayores reservas con cargo a pérdidas solamente empeorará sus problemas de liquidez: Si tienen que inmovilizar capital no podrán utilizarlo para financiar sus operaciones diarias, o prestar a otros bancos.

Existen además temores de que podrían tener efectar la llamada "economía real" si los bancos restringen el crédito a consumidores habituales como empresas y hogares.

Los directivos de cinco asociaciones bancarias alemanas advirtieron a las autoridades que no exageren la necesidad perentoria de los bancos de dinero fresco. "De hacerlo podrían crear profecías autorrealizadas que agravarían la crisis", indicaron en una carta fechada el miércoles.

¿Quién tiene razón? ¿Tienen los bancos europeos un problema de solvencia, necesidad de capital, o simplemente carecen de liquidez?

Según el investigador y economista Nicolas Veron la tienen ambos argumentos. Pero todo se debe a la insuficiencia de capital para aguantar las inevitables pérdidas de la deuda soberana de Grecia y otros países.

En el caso de Dexia, por ejemplo, la disponibilidad de fondos del BCE parece contradecir su argumento de que sólo sufría un problema de liquidez, dijo Veron, becario del centro Bruegel de investigaciones económicas, en Bruselas.

"Hay un recurso para la liquidez. Es el BCE", agregó y aclaró que serán necesarias varias semanas hasta que quede clara la situación del capital y flujos financieros de Dexia.

"No existe una situación en la que los bancos no tengan liquidez", agregó, aunque tienen que pagar más por el dinero que compran al BCE.

El meollo del problema "es la solvencia", según Veron. "El tema de la liquidez radica en la confianza. Y esa confianza no volverá a no ser que haya balances sólidos en general en Europa".