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Campesinos colombianos apuestan por un "eBay" del agro para superar pobreza

Agobiada por las pérdidas que cada año dejaban sus cultivos de cebolla, una familia de Toca, en el centro de Colombia, se valió de modestos conocimientos en programación para crear una aplicación al estilo eBay para vender sin intermediarios que hoy es usada por miles de campesinos.

La aplicación, llamada Comproagro y premiada como iniciativa de paz, fue creada por Rosalba Vergara, de 39 años, y sus mellizos, Brayan y Alejandra Jiménez.

"Tuvimos la idea porque era muy duro ver al abuelo y a los vecinos trabajar en el cultivo para tener al final solo deudas por los bajos precios a los que les compraban la cosecha", dice a Efe Alejandra mientras pela junto a otras 20 personas las cebollas que venden directamente a una cadena de supermercados de Bogotá.

La iniciativa surgió en Toca, un municipio de Boyacá, en el centro del país, tierra de suelos fértiles, por lo que gran parte de sus habitantes se dedica a la actividad agropecuaria.

Sin embargo, hace años esas faenas empezaron a perder rentabilidad para los cultivadores, que destinan meses a la cosecha y al final, asegura Rosalba, "casi todo se queda en los intermediarios".

"Se necesitan entre cuatro y ocho meses para la cosecha, tiempo en el que el abuelo se valía del banco. Cuando se recogía la cosecha, se llevaba a la central de abastos en Bogotá (referente de los precios en el país) y tocaba además cubrir el transporte. Pero a él le pagaban muy mal por el producto y quedaba endeudado", relata Alejandra.

"Queremos que los productores reciban un pago justo y que los compradores tomen conciencia de que el campesino necesita con qué vivir", agrega la joven de 18 años, estudiante de ingeniería industrial.

Comproagro comenzó a incubarse hace tres años -en coincidencia con un paro agrario nacional-, cuando representantes del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTic) y su programa Apps.co llegaron al colegio de los mellizos para impulsar proyectos de negocio a través de herramientas digitales.

Brayan y Alejandra decidieron entonces presentar el bosquejo de un sitio en internet que ofreciera a los campesinos la posibilidad de contactar a clientes como grandes superficies, plazas de mercados, fabricantes de papas fritas o restaurantes, para vender directamente cebolla, papa, lechuga, arveja, mazorca, mango o queso.

Para Rosalba, la clave es el "valor agregado". En su caso, entregan a una cadena de supermercados la cebolla pelada y empacada, para lo cual crearon un centro de acopio que da empleo a 32 campesinos, la mayoría madres cabezas de hogar, y que aglutina las cosechas de unas 120 familias.

"Antes cada cultivo producía 10 toneladas de cebolla al año y el agricultor se quedaba seis meses a la espera de la cosecha para poder obtener ingresos, ahora tenemos 10 toneladas semanales y vendemos todo el año", resalta.

Aunque Comproagro tiene ya más de 4.000 productores registrados, han tenido que enfrentar el limitado acceso a internet en el campo y el desafío de acercar a los labriegos a las nuevas tecnologías.

"Muchos agricultores no tienen el conocimiento para manejar el computador, pero sus hijos sí y son ellos a los que apuntamos para que usen la aplicación", expresa Alejandra.

Comproagro "demostró que la tecnología apoya a todas las personas y que con la metodología adecuada, el nivel de escolaridad no es una barrera", resalta el MinTic, un impulsor de este emprendimiento que también recibió apoyo del Fondo Reconciliación Colombia, la Embajada de Suecia y la empresa Bayer.

La iniciativa que ha ganado varios premios, nació "de los propios campesinos a partir de sus necesidades y problemáticas y son ellos quienes buscan dar la solución", lo que lo convierte en "ejemplo" incluso para otros países, según el MinTic.

Según Apps.co, en 2015 la aplicación registró negocios por 51,5 millones de pesos colombianos (unos 17.000 dólares), en 2016 saltó a 320 millones (109.000 dólares; y este año suma 49,5 millones (16.800 dólares).

La familia de Toca se propone llegar ahora directamente a los hogares, mientras insta a frenar el éxodo del campo.

"Queremos que los jóvenes vean que de esto se puede vivir, que no abandonen a los viejos en sus cultivos", sostiene Alejandra.

Según la Organización Internacional del Trabajo, mientras en 1950 la población en las áreas rurales de Latinoamérica era casi el 60 % del total, para 2016 solo llegaba al 20 %.

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