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Reseña: "Ant-Man and The Wasp", pequeña pero potente

Ninguna película desde que Animal de los Muppets se tomó unas píldoras de crecimiento se ha divertido tanto con los tamaños como "Ant-Man and The Wasp" (“Ant-Man y la Avispa”).

Las más grandes amenazas de estos héroes cambiantes en la secuela de Marvel incluyen limpiaparabrisas, saleros y gaviotas. Esta es seguramente la primera película que usa como la más temible arma un enorme dispensador de pastillas Pez con cabeza de Hello Kitty. En uno de los mejores momentos, una persecución estruendosa culmina con una dramática caída al mar que no suena como un explosivo ¡splash! sino como una piedrecilla cayendo en el agua.

Tanto en escala como en ambición, "Ant-Man and The Wasp" es en general modesta y eso hace que sea mejor. La mayoría de las películas de Marvel insisten en la seriedad de sus historias y solo en ocasiones hacen concesiones para reconocer su absurdo inherente. Pero en el caso de "Ant-Man and The Wasp", la comedia circense está en su ADN.

Para algunos devotos de Marvel, "Ant-Man and The Wasp" será una desviación ingeniosa a los estrenos más prominentes. Pero es exactamente lo que busco en una película de superhéroes: un elenco gracioso, escenas de acción animadas y ninguna Gema del Infinito a la vista.

El producto de Marvel, hay que reconocer, se ha vuelto más dinámico y variado en años recientes. Pero si no vas a llegar a las alturas míticas de "Black Panther", las graciosas payasadas de "Ant-Man and The Wasp" son tu segunda mejor apuesta. A pesar de lo diferentes que son, ambas películas tienen un punto crucial en común: no ocurren en el espacio exterior.

Así como "Black Panther" se creó como un thriller de espías, "Ant-Man" toma algunos elementos de las películas de ladrones. La primera entrega de “Ant-Man” (2015) resultó algo confusa, en parte debido a un cambio tardío de directores. Peyton Reed, quien asumió la producción de la primera cinta y regresa en la secuela, creó una verdadera identidad para el personaje de Paul Rudd, uno de los más autosuficientes en el “universo cinemático” de Marvel.

Y más que su predecesora, "Ant-Man and The Wasp" ha adoptado el encanto bobo de su protagonista. La cinta se desarrolla unos años después de "Ant-Man", cuando Scott Lang (Rudd) está bajo arresto domiciliario por involucrarse en el enfrentamiento en Berlín que se ve en "Captain America: Civil War" (“Capitán América: Civil War”).

Cuando su hija de 10 años, Cassie (Abby Ryder Fortson), no está cerca, se entretiene tocando la batería y aprendiendo a hacer trucos de magia. A escasos días de que el agente de S.H.I.E.L.D. (Randall Park) le retire su grillete electrónico, lo secuestran los cerebros detrás de su aventura anterior: el doctor Hank Pym (un a veces entrometido Michael Douglas) y la hija de Pym, Hope van Dyne (Evangeline Lilly), cuyo traje similar al de Ant-Man pero con alas le merece el apodo de Avispa.

Pym cree que su esposa Janet (Michelle Pfeiffer) ha pasado los últimos 30 años encerrada en el “campo cuántico”, un limbo subatómico que mezcla la mente y la materia, que curiosamente ha dañado poco a la indestructible Pfeiffer. Con sus imágenes borrosas de masa amorfa en Technicolor, el campo cuántico parece el sueño de una lámpara de lava.

Para enviar a alguien al campo en una misión de rescate, Pym y Van Dyne han construido un laboratorio sofisticado de muchos pisos que, con apretar el botón de un control remoto, puede reducirse a un tamaño de equipaje de mano. Sus planes los ponen en contacto con un capo del mercado negro (Walton Goggins) y un viejo colega académico de Pym (Laurence Fishburne). También llaman la atención de la villana de la película, Ghost (Hannah John-Kamen), cuya trágica historia la dejó llena de odio e intocable, literalmente, luego que le quitaran su existencia física.

La historia es buena, pero muchos de los placeres de "Ant-Man and The Wasp" vienen de sus digresiones. Y nadie rompe mejor la estructura molecular de una película de Marvel que el actor de origen mexicano Michael Peña. Cada vez que llega a la pantalla amenaza con desestabilizar la trama con su emoción parlanchina. Cuando Luis, el amigo y socio de Lang interpretado por Peña, recibe una dosis de suero de la verdad, pides que la película lo deje seguir hablando hasta que lleguen los créditos finales. Es tan bueno como Park, quien también se roba su escena pero con un humor más seco.

También hay muchos más chistes. Un traje averiado de Ant-Man hace enorme a Rudd o le da vergonzosamente la estatura de un niño. Mientras que una versión tamaño Hot Wheels del auto "Bullitt" desciende a toda velocidad las colinas de San Francisco. Nada de esto altera el orden del planeta, pero es parte de la diversión. De hecho, esta es una película de Marvel sobre salvar una vida, no millones.

"Ant-Man and the Wasp" de Walt Disney Studios tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por algunas “secuencias violentas de acción de ciencia ficción". Duración: 118 minutos. Tres estrellas de cuatro.

FUENTE: JAKE COYLE (Associated Press)