Aunque su papel de estrella de la telerrealidad implica convivir a menudo con las cámaras, a Kim Kardashian no le ha gustado nada la ocurrencia de su marido, el rapero Kanye West, de instalar un circuito de cámaras de vigilancia dentro de su propia casa para mantenerse informado de los progresos de su primogénita North (13 meses).
Pese a las reticencias de su indignada esposa, el músico espera que la controvertida medida le ayude a mantenerse presente como figura paterna en la vida de su pequeña, además de permitirle estar pendiente de si North cumple adecuadamente con su rutina de natación y "baby yoga".
"Kanye ha terminado de convencer a Kim sobre los beneficios de tener cámaras en casa, utilizando el argumento de que echa mucho de menos a North y de que cree que están empezando a distanciarse. Además, tiene claro que debe supervisar constantemente las tareas de la niña, sus clases de natación y de 'baby yoga', aunque esté a miles de kilómetros", reveló la misma fuente.