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El sorprendente "santuario" de los fans de George Michael

La inesperada muerte del cantante George Michael el pasado día de Navidad parece seguir muy presente en las mentes y corazones de sus fans más incondicionales, o al menos en las de todos aquellos que no han parado de dejar flores, cartas y otras muestras de cariño hacia el malogrado artista a las puertas del establecimiento de fotografía de Hamspstead (norte de Londres) contra el que, hace ya casi siete años, impactó su vehículo como consecuencia de un aparatoso y mediático accidente de tráfico.

Al igual que las dos casas en las que dividía su tiempo el afamado artista -una situada en el barrio londinense de Highgate y otra en la comarca de Oxfordshire-, la mencionada tienda se ha convertido sorprendentemente en un lugar de peregrinaje para los admiradores más fieles del astro de la música, aunque tan llamativa elección no ha sentado precisamente bien a sus encargados, quienes estarían convencidos de que resultará perjudicial para su local verse irremediablemente ligado a uno de los episodios más polémicos en vida del artista.

"Los dueños de la tienda creen que va a ser malo para el negocio que se haya convertido en una especie de santuario, aunque otra gente se haya tomado esta ocurrencia con sentido del humor. El caso es que la tienda es ahora una atracción turística que congrega a numerosas personas, pero aquellos que la regentan no quieren tener ningún tipo de vínculo con el arresto de George Michael", reveló al diario The Sun un residente del exclusivo barrio.

Aunque pudiera parecer el resultado de una broma pesada o de la comprensión con la que sus admiradores han tratado siempre las adicciones que definieron buena parte de su vida, lo cierto es que, a día de hoy, el escaparate del local presenta un sinfín de mensajes que dejan patente el lugar tan especial que George Michael ocupa en los corazones de sus fans.

"Nunca volveré a bailar de la forma en que tú me ayudabas a hacerlo", reza una de las misivas que puede encontrarse todavía en la acera, que ignora por completo el hecho de que, a causa de tan desagradable episodio, George Michael fue sentenciado a ocho meses de prisión, una cuantiosa multa y a no volver a ponerse al volante de un coche en cinco años tras ser declarado culpable de conducir bajo los efectos de sustancias estupefacientes.