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Buena Vista Social Club pone fin a una época

Sus músicos tenían 70 u 80 años de edad pero llenaban estadios. Cantaban con Shakira o Sting con la misma fuerza y energía y se convirtieron en el símbolo de los viejos ritmos y sones cubanos a finales del siglo pasado.

Pero ahora los soneros de la inigualable orquesta Buena Vista Social Club van a despedirse.

"Muchos de los músicos tienen sus planes (individuales)... hay que darles paso", dijo con visible emoción Jesús 'Aguaje' Ramos, trombonista y director del grupo, de 62 años, que lo vio nacer a finales de la década de 1990 en Cuba.

"El nombre de la gira es muy fuerte, Adiós Tour, pero para mí es un 'hasta luego''', dijo Ramos. "Nosotros somos músicos y nos debemos a ello. Cuando comenzamos había gente que se burlaba de la música que hacíamos, danzón, chachachá, 'eso está afuera (de onda)', decían y sin embargo hasta hoy nos hemos mantenido. (Buena Vista Social Club) rescató toda esa historia".

El Adiós Tour comenzará el 25 de junio en Praga, República Checa, e irá a Polonia, Rumania, Bulgaria y España, donde las autoridades le rendirán un homenaje especial a la cantante Omara Portuondo, de 83 años.

Estarán también en Inglaterra, Holanda e Italia antes de hacer un receso y viajar a finales de agosto a Estados Unidos. En 2015 cerrarán su ciclo de presentaciones en la capital cubana. Se espera que para la mayoría de los conciertos esté Portuondo.

Ramos dice que con la gira se buscar brindar un reconocimiento a los músicos que no fueron considerados estrellas mundiales en los 90 como los percusionistas Ángel Terry y Filiberto Sanchez y el bajista Pedro Pablo Gutiérrez.

Con su sabor tropical y su energía musical, estos tres músicos defendieron géneros tradicionales como el son, el bolero, y la guaracha en sus impecables presentaciones.

La despedida "es una pena", dijo Ramos sentado junto a su trombón moviendo la cabeza y agitando su pequeño puro entre los dedos.

Para Amadito Valdés, de 68 años, timbalero de larga carrera y uno de los fundadores de la banda, que viajará para algunos conciertos de la gira, es un momento intenso.

"Es algo que lo hace sentir a uno hasta cierto punto triste", dijo. "Nosotros que hemos visto crecer este proyecto".

Históricos como Valdés irán a la gira acompañados de los jóvenes que se incorporaron a sus filas tras el fallecimiento de otros fundadores.

"Han sido mi gran escuela y mi carrera", dijo la cantante Idania Valdés, hija de Amadito, quien a sus 31 años es la voz joven de la agrupación. "Llevo 12 años trabajando con ellos. Comencé como corista de Ibrahim Ferrer. Es el cierre de un ciclo, casi todos tenemos planes independientes. Seguiremos siendo una gran familia".

La genialidad del Buena Vista Social Club quedó manifiesta con su primer álbum que llevaba el nombre de la banda. Ganaron el Grammy Latino a la mejor interpretación tropical latina de 1997. Un documental sobre la producción del álbum, de autoría del alemán Wim Wenders, le mostró al mundo los rostros de los ancianos, muchos fallecidos como Rubén González, Ibrahim Ferrer o Compay Segundo.

"Buena Vista Social Club coincide con un resurgir muy diverso de la música en Cuba, pues se da simultáneamente (en los 90) con el auge del Latin Jazz, liderado por Chucho Valdés; la irrupción de la 'timba' y la aparición del rap cubano, y de un sorpresivo representante de la música guajira como fue el difunto Polo Montañez", dijo Raúl Fernández, profesor en la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de California, en Irvine e investigador de la música cubana.

"Visto en conjunto... bien se podría hablar de una gran época de oro de la música en Cuba, más variada que la archiconocida década musical de los cincuenta", agregó.

Lejos de ser sólo una orquesta y varias estrellas de la tercera edad como Portuondo o Eliades Ochoa (68 años), Buena Vista rompió esquemas. La pegajosa versión de "Chan Chan", la cadencia bailable de "El Cuarto de Tula" o el romanticismo de "Veinte Años" se convirtieron en todo el planeta en un ícono de Cuba, pequeña isla del Caribe, llena de sol y encanto, y hasta con su singular sistema político.

"A donde esté la música cubana va a estar el aura de Buena Vista Social Club", dijo el timbalero Valdés.

Entre los momentos estelares de la banda estuvieron la presentación en el Carnegie Hall de Nueva York y otros con tintes políticos como el recital del pianista Rubén González en la plenaria de la ONU o la visita de Compay Segundo a El Vaticano para un encuentro con el papa Juan Pablo II.

Aunque es público que algunos de estos músicos estaban en el ostracismo y la pobreza a comienzo de los años 90 los propios protagonistas buscan matizar la leyenda de Cenicienta sobre el supuesto descubrimiento que de ellos hicieron los productores estadounidense Ry Cooder y Nick Gold y de que a partir de allí hubo auge en el mercado mundial de la música cubana.

"Yo no era de las personas un poco marginadas, tenía una carrera muy exitosa", dijo Valdés. "Pero es claro que Buena Vista nos elevó a todos del lugar en que estábamos. Unos más abajo, otros más arriba, pero a todos no movió a un nivel inusitado".

Ramos, en cambio, no dejó de reconocer que los talentos y la música tradicional en Cuba no tenían en aquellos años, la consideración de los funcionarios cubanos y el mercado de la música local hasta que aparecieron los dos productores.

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