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Adou, la historia del niño que llegó a España escondido en una maleta

Mañana se cumplirá un mes de lo que ha sido la entrada más mediática de un inmigrante en España en los últimos años: la del pequeño Adou, escondido en el interior de una maleta.

Ninguno de los agentes de la Guardia Civil que a diario controlan el acceso a la ciudad española de Ceuta (norte de África) de los cientos de marroquíes que cruzan la frontera, se podían imaginar que una fotografía de su escáner iba a dar la vuelta al mundo.

La fotografía contenía la imagen de un niño de 8 años, natural de Costa de Marfil, que había sido ocultado en el interior de una maleta que portaba una joven marroquí, de 19 años, que presuntamente se había puesto de acuerdo con el padre del pequeño para introducirlo ilegalmente en España.

Una hora y media después de que fuera tomada esta imagen, era el padre de Adou, Alí Ouattara, el que cruzaba la frontera y era detenido por la Guardia Civil española, después de que los agentes le mostraran la fotografía de su hijo y reconociera que era su progenitor.

Sin embargo, la historia de Adou ha sido foco mediático tanto a nivel nacional como internacional, lo que ha evidenciado que televisiones hasta de Japón se hayan desplazado a Ceuta para dar testimonio de esta historia, según informaron a Efe fuentes policiales.

Adou permanece tutelado por las autoridades ceutíes desde el 7 de mayo mientras que su padre está en prisión en una cárcel de Sevilla (sur), por un presunto delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros al haber favorecido la inmigración irregular.

En este último mes el abogado de la familia, Juan Isidro Fernández, ha pedido en tres ocasiones la puesta en libertad del padre, al entender que no existe riesgo de fuga y que tiene su vida perfectamente estructurada en España, donde llegó a bordo de un cayuco (barcaza) en el año 2006.

La jueza debe decidir si lo deja en libertad condicional, previo pago de una fianza de 5.000 euros (unos 5.500 dólares) que reclama la fiscalía.

La "gran olvidada" de esta historia es la joven marroquí de 19 años, llamada Fátima, que sigue encarcelada en Ceuta también acusada del mismo delito que el padre de Adou pero de la que nadie apenas habla, como si de un papel secundario se tratara.

La historia podría escribir el lunes uno de sus últimos capítulos si la madre del pequeño, Lucie Ouattara, consigue llevárselo desde Ceuta hasta la isla de Fuerteventura (Canarias, Atlántico), donde reside, después de que las pruebas de ADN hayan confirmado que ella y Alí son sus padres biológicos.

Mientras tanto, Adou juega y se divierte en el centro de menores del Mediterráneo, donde vive completamente ajeno a todo lo que sucede a su alrededor. "Sólo quiere jugar y pasárselo bien, como cualquier niño de su edad", dijo a Efe la jefa del Área de Menores, María Antonia Palomo.

Sin duda alguna, la historia de Adou, que también se quiere llevar a la pequeña pantalla como una miniserie, fue la de la entrada más mediática que ha dado una inmigración irregular que está llena de capítulos cuanto menos curiosos. Y éste es uno de ellos.

FUENTE: EFE