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Búsqueda penosa de desaparecidos por alud en El Salvador

VERAPAZ, El Salvador (AP). Varias personas desaparecidas son buscadas entre escombros por soldados y voluntarios luego de un alud de piedras y lodo en la comunidad de Verapaz, una de las más golpeadas por las lluvias intensas que han dejado unos 124 muertos, 60 desaparecidos y 7,000 damnificados en El Salvador.

Los aguaceros de varios días provocaron en una ladera del volcán Chichontepec una avalancha de fango y rocas que en la madrugada del domingo se precipitó sorpresivamente en la población. Además, varias viviendas fueron inundadas por el desbordamiento de un río cercano.

El alud sepultó calles, casas y vehículos en Verapaz, una comunidad de casi 3,000 habitantes ubicada a unos 50 kilómetros (30 millas) de la capital, San Salvador.

"Vi que venía algo negro, como un gran tumbo, un gran ruido y se escuchaban hasta gritos de personas pidiendo ayuda", relató a la AP Cruz Ayala, una de las sobrevivientes del alud que asoló a Verapaz.

Ayala, de 40 años, aseguró que se salvó del desastre al subir a un techo frente a la casa de su madre, Catalina, de 71 años, y sus dos sobrinas Carolina de 15 y Evelyn de 14, a quienes minutos antes intentó sin suerte sacarlas a tiempo de la vivienda.

"Les estaba hablando que se salieran, pero el agua ya venía más fuerte y con grandes piedras. Corrí y me subí al techo, pero el tumbo pasó a los lados", señaló Ayala, que aseguró que después encontró entre los escombros a su madre y su sobrina Carolina, mientras que Evelyn sigue desaparecida.

Para Mario Montoya, el desastre tomó por sorpresa a los pobladores y el alud duró unos 30 minutos.

"Estaba lloviendo muy fuerte, la correntada de agua creció, tembló y las grandes piedras comenzaron a destruir las casas. Fue algo horrible", señaló Montoya, de 29 años.

Afirmó que una hermana con ocho meses de embarazo, a quien no identificó, está entre los 10 muertos confirmados por las autoridades en Verapaz. Un número indeterminado de personas se encuentran desaparecidas en el lugar.

Un pequeño templo se convirtió la noche del domingo en una improvisada funeraria, mientras que algunos sobrevivientes esperaron afuera durante la preparación de víctimas en medio de una pertinaz lluvia y con el temor latente por un nuevo desastre. Las víctimas fueron veladas en poblaciones aledañas.

El desastre interrumpió el servicio de electricidad, por lo que la población quedó a oscuras, aunque con una numerosa presencia de policías y soldados apostados en las esquinas. Las autoridades habían ordenado anteriormente la evacuación de la localidad.

La Comisión Nacional de Protección Civil elevó el domingo a 124 la cifra de personas muertas por las lluvias, que también dejaron más 60 desaparecidos y 7,000 evacuados. Previamente habían sido reportados 91 fallecimientos.

El presidente Mauricio Funes declaró el estado de emergencia nacional para movilizar todos los recursos del Estado y atender mejor a las víctimas.

"Ya he habilitado una partida especial del presupuesto para atender lo más inmediato de la emergencia", afirmó el mandatario en las estaciones de radio y televisión, enlazadas en cadena nacional. "Las imágenes que hemos visto durante este día son de un país devastado. La magnitud de los daños son incalculables por el momento".

Agregó que en los próximos días realizarán una evaluación del desastre en coordinación con las Naciones Unidas y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

"Hoy es un día muy triste para el país", se lamentó el mandatario, al tiempo que llamó a la solidaridad a todos salvadoreños y prometió a los damnificados que "esta vez su gobierno no los va a dejar solos, estoy junto a ustedes". El ministro de Relaciones Exteriores, Hugo Martínez, agradeció las respuestas inmediatas de ayuda que ha recibido de países amigos, que se harán efectivas en las próximas horas.

"Los salvadoreños no estamos solos", afirmó.

En algunas calles de Verapaz era imposible el paso debido a que había postes del tendido eléctrico derribados, enormes piedras, casas partidas por la mitad y repletas de lodo, y pedazos de camiones de carga enterrados.

En otras calles se repetía la escena de personas removiendo escombros con palas y hasta con las manos debido a que era imposible utilizar maquinaria pesada porque muchas calles estaban obstruidas. Centenares de soldados, policías, bomberos y pobladores escarbaban en busca de sobrevivientes.

Decenas de familiares que no sufrieron el percance salían de la población a bordo de camiones, y algunos incluso cargando sus pertenencias en hombros.

El viceministro de Gobernación, Ernesto Zelayandía, dijo a la AP que la mayoría de las víctimas murieron "soterrados y arrastrados por desbordamientos de ríos". Tan sólo en San Salvador y sus alrededores se registraron 61 víctimas y otras 23 en San Vicente, mientras que el resto perdió la vida en otras zonas del país, apuntó.

Dave Roberts, especialista del Centro de Huracanes de Miami, explicó que el sistema de baja presión que afecta a El Salvador está situado justo en el litoral del Pacífico, bastante alejado del ojo del huracán Ida que se desplaza en el noroeste del Caribe, por lo que consideró que se trata de dos sistemas separados.

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