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Caída de helicóptero agrava tensiones en Ciudad de Dios

Viviane Goncalves solloza al explicar las razones por las que cree que su esposo fue asesinado.

Esta viuda de 32 años dice que sospecha que la policía militar le disparó en represalia por la caída de uno de sus helicópteros el 19 de noviembre, durante una operación antidrogas en la favela Ciudad de Dios donde vivía la pareja, causando la muerte de los cuatro agentes abordo.

Goncalves dice que su marido, el albañil Rogerio Alberto da Carvalho, no tuvo nada que ver con ese incidente. Se fue a trabajar ese sábado y al día siguiente lo encontraron con un balazo en la nuca. Fue una de al menos siete personas halladas muertas en la favela un día después de la caída del helicóptero por razones desconocidas. Los residentes de la favela atribuyen las muertes a la policía, pero las autoridades niegan responsabilidad alguna. Todas las muertes ocurrieron durante una operación antidrogas que comenzó esa noche y duró varios días.

" La policía nos culpa por algo con lo que no tenemos nada que ver ", sostuvo Goncalves, quien tiene un hijo de ocho años. "Destruyeron mi familia".

Las autoridades dicen que la operación policial no tuvo nada que ver con la caída del helicóptero y que simplemente perseguían a delincuentes en la favela hacha famosa por la película "Cidade de Deus", que fue postulada al Oscar a la mejor cinta extranjera en el 2002. La policía emitió comunicados detallando las armas y drogas confiscadas, incluidos fusiles y pistolas automáticas y grandes cantidades de cocaína y marihuana.

La policía anunció el viernes el arresto del principal capo de traficantes, Edvanderson Goncalves Leite, y expandió la operación a favelas vecinas.

Los lugareños dicen que la policía realiza redadas por la noche y agrava las tensiones, que son de por sí altas, tirando puertas abajo y a veces robando las pertenencias de la gente.

El pastor evangélico Leonardo Martins, cuyo hijo de 22 años es uno de los muertos, dijo que la policía no actuaría de la misma manera en la zona de Copacabana o en otros barrios de ricos.

"Cuando viene la policía, son agresivos. Se sienten que son Superman", afirmó Martins, agregando que creía que su hijo había muerto a manos de una policía "cobarde".

Cientos de policías armados con fusiles automáticos y chalecos antibalas patrullaban la favela una mañana reciente. Muchos lucían máscaras de esquiar negras para ocultar sus identidades porque los agentes a menudo son acosados por los traficantes como represalia.

Un vehículo blindado liviano estaba estacionado en un calle estrecha, en apoyo de agentes que recorrían casuchas de cemento o simplemente de barro. Los residentes, muchos de los cuales están tan asustados que no quieren dar sus nombres, se irritaban al hablar de sus padecimientos.

María, una mujer de 65 años que no quiso dar su apellido, dijo que la policía ingresó por la fuerza a la casa de su hijo a las tres de la mañana y le robó su teléfono celular.

"¿Qué es esto?", preguntó la mujer. "La policía viene porque se cayó un helicóptero. No pueden tratarnos como si todos fuésemos vagos".

Es un panorama lúgubre comparado con el jolgorio que reinó hace pocos meses cuando Rafaela Silva, quien se crió en la favela, le regaló a Brasil su primera medalla de oro de los Juegos Olímpicos del 2016.

Las matanzas que siguieron a la caída del helicóptero no han hecho sino agravar la desconfianza crónica entre los residentes y la policía y han acentuado la sensación de que un mentado programa de pacificación para reducir la violencia en las favelas no ha funcionado.

"Ciudad de Dios tuvo una rápida mejoría en el 2009, con la unidad de pacificación", expresó Newton de Oliveira, profesor de derecho en la Universidad Mackenzie de Río. "Pero ese modelo fracasó. Ahora las cosas están peor que en la ciudad de la película".

Traficantes fuertemente armados le disparan a menudo a los helicópteros y los drones de la policía, pero rara vez los bajan. La última vez que ocurrió fue en el 2009, cuando derribaron un helicóptero, matando a dos agentes.

Incluso si el helicóptero caído recientemente fue abatido por los traficantes, expertos dicen que la policía no debería reconocerlo. Hacerlo solo serviría para acentuar la impresión de que las redadas posteriores fueron una forma de represalia.

El secretario de seguridad de Río ofreció una conferencia de prensa a las 12 horas de la caída del helicóptero y dijo que no se habían encontrado balas en el aparato ni en los cadáveres. La prensa local informó que el aparato no había sido sometido a mantenimiento en un año, en el marco de la peor recesión que enfrenta Brasil en décadas.

La favela de unos 50.000 residentes fue una de las primeras a las que el gobierno envió unidades de pacificación en el 2008. Se instalaron puestos policiales y los agentes tomaron el control de territorios que manejaban los traficantes.

La iniciativa fue tan exitosa que el presidente estadounidense Barack Obama, su esposa y sus dos hijas visitaron Ciudad de Dios en el 2011. Semejante visita sería impensable hoy.

"No sabemos si confiar en la policía o no", manifesto Robson Luiz de Mendonca, rapero de 45 años que canta sobre la violencia en la ciudad. "¿A dónde debemos acudir en busca de protección'''.

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