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Caso de joven cautiva pone en jaque al sistema de adopción argentino

El rescate de una adolescente de 15 años que vivió cautiva en el garaje de una casa en Buenos Aires durante nueve años en condiciones infrahumanas, a manos de la pareja que tenía su guarda provisoria, pone en la mira al sistema de adopción en Argentina.

"Evidentemente los controles judiciales fallaron, no puede ser que se haya prolongado esta situación en el tiempo", admitió este jueves el fiscal Juan Necol, a cargo de la investigación que se inició el año pasado pero cuyo desenlace se conoció el miércoles, en declaraciones a radio Del Plata.

La joven, de nombre Julieta, cuyo apellido se preserva, tiene "una edad mental de nueve años, menor a su edad biológica por todo lo que ha sufrido, sumado al encierro. No está socializada pero se la entiende bien", precisó el fiscal.

Si bien evitó dar detalles escabrosos sobre las condiciones de vida, Necol calificó al hecho como una "grosería y barbaridad delictiva".

Por el caso que ocurrió en Lugano, un barrio de clase media baja al sudoeste de la capital argentina, están detenidos desde el 5 de abril Daniel Gómez, de 43 años, y Adriana Barros, de 56, una pareja que tenía la guarda de la niña desde 2001.

Aunque el caso salió a la luz el miércoles, la joven había sido rescatada a fines del año pasado, aclaró el fiscal.

"Lo primero que se hizo fue sacar a la joven del lugar a fines del año pasado. La niña pesaba 20 kilos, ahora está con bastante peso más. Se tardó un poco con todos los otros trámites, porque no queríamos revictimizarla y tenía que estar en condiciones" para dar su testimonio, explicó.

La pareja, que según se descubrió en los allanamientos, eran adoradores de "San La Muerte", un culto pagano muy difundido en América latina, está acusada de "reducción a la esclavitud, privación ilegal de la libertad y lesiones graves", que contemplan hasta 25 años de prisión.

La niña vivió durante los nueve años en un garaje junto a un mono y varios perros que eran correctamente alimentados mientras que a ella le daban pan y agua y era castigada físicamente cuando comía las bananas del simio, dijo el fiscal.

El matrimonio, que vivía con su hija biológica de 18 años, ataba a la niña con cadenas para que no se escapara. La joven sólo habría salido del garaje en dos ocasiones.

Según los informes sicológicos, no habría sido sometida a abusos sexuales durante su cautiverio.

Julieta había sido entregada muy pequeña en guarda por su madre, una mujer de condición muy humilde que vivía en la populosa localidad de Quilmes, en la periferia sur de Buenos Aires, y que tenía otros siete hijos que también desfilaron por casas de guarda.

La familia de origen estuvo en contacto con la niña hasta 2005, cuando el matrimonio se mudó sin dejar rastro ni su nueva dirección al juzgado, que no hizo el seguimiento.

Hubo que esperar a 2013, cuando una hermana biológica de Julieta cumplió la mayoría de edad, quiso verla y se acercó al juzgado civil para buscarla, lo que terminó en la denuncia penal.

"Habrá que analizar cómo se hizo el control de parte de ese juzgado civil de Quilmes (periferia sur) que tenía a cargo la guarda, si tomó recaudos y si estaba en la legalidad una guarda de tanto tiempo", advirtió Necol.

La historia contrasta con las dificultades que enfrentan las parejas que quieren adoptar legalmente en Argentina y que deben esperar varios años y pasar decenas de controles por lo que muchas de ellas desisten antes de lograrlo.

"Acá hubo una ausencia total de la justicia post entrega de la guardia provisoria. Esto demuestra que no hay que apurarse en la entrega de los niños en adopción. Hay que hacerse responsable de esto, lo que no significa exculpar a la pareja. Uno se pregunta: ¿habrá más de estos casos?", dijo Nora Schulman, del Comité de Seguimiento de los Derechos del Niño.

Según cifras de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de 2011, unos 21.500 menores esperan a ser adoptados, de los cuales 10.342 viven en instituciones (pequeños hogares, ONG, institutos), y otros 11.126 permanecen con familias sustitutas.

A su vez, sólo en el Registro Unico de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (RUA, una red nacional creada para aglutinar los datos de los registros provinciales de personas que quieren adoptar hijos) figuran 1.444 inscriptos.

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