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Derrumbe en Nueva York: Pocas esperanzas por 2 desaparecidos

Las esperanzas de hallar con vida a por lo menos dos personas desaparecidas se desvanecían el sábado mientras las cuadrillas de emergencia seguían buscando entre los restos de tres edificios de departamentos en Manhattan, que se vinieron abajo después de una explosión.

Mientras tanto, los investigadores trataban de determinar qué causó el estallido que hirió a 22 personas, aunque supuestamente se trató de una tubería de gas.

Unidades caninas inspeccionaban los escombros para detectar si alguien había quedado atrapado debajo de la pila de escombros dos días después de la explosión. Los detectives colocaron carteles que recababan información sobre el paradero de dos hombres que se cree estaban en el restaurante de sushi en la planta baja de uno de los edificios desplomados: Moises Lucón, de 26 años, que trabajaba en el local y Nicholas Figueroa, de 23, trabajador en una cancha de bolos que había ido allí a una cita.

Sus familiares participaban en la búsqueda, mostraban fotografías de sus seres queridos y pedían ayuda.

"Hemos estado recorriendo las calles, una por una", dijo Zacarias Lucón, hermano del desaparecido, al Daily News de Nueva York. "Estamos exhaustos y contrariados. No sé qué le sucedió".

Lucón llegó a Nueva York hace seis años procedente de Guatemala, donde viven sus padres. Zacarías Lucón les comunicó el viernes que no se sabía qué había pasado con su hermano.

Los familiares de Figueroa mantenían sus esperanzas. "Mi hermano es fuerte", dijo Neal Figueroa a los periodistas. "Si está todavía entre los escombros, sé que debe estar esforzándose por salir y estoy orando para que suceda".

Las autoridades trataban de determinar si había una tercera persona desaparecida, dijo el jefe de detectives Robert Boyce, pero hasta el sábado no se creía que hubiese otro desaparecido por la explosión.

Los trabajadores utilizaban maquinaria pesada para remover los escombros mientras caía una ligera nevisca el sábado. Detrás de una barricada policial, Micha Gerland observaba las ruinas de lo que había sido su departamento.

"No puedo creerlo", dijo Gerland, de 37 años, gerente de un restaurante que solo escapó con su billetera, teléfono, llaves y la ropa que tenía puesta. "¿Quién iba a suponer que sucedería algo así?"