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España rescata del olvido seis décadas después a los 4.435 de Mauthausen

Las vidas de los 4.435 españoles que murieron el campo de concentración de Mauthausen (Austria), víctimas del Holocausto nazi, permanecieron más de seis décadas olvidadas en un rincón de un archivo, del que el Gobierno decidió sacarlas para inscribir sus defunciones en el Registro Civil como reconocimiento y reparación moral.

Sus nombres y apellidos, junto al lugar de donde procedían, fueron recogidos en 10 tomos elaborados por la Oficina Notarial del Estado Francés para Deportados entre 1950 y 1951 -tras la liberación del campo- y enviados a España un año después.

Se depositaron en la Dirección del Registro Civil y allí permanecieron en las estanterías -con un paréntesis para su digitalización en 2011- hasta que hace unos meses el Ministerio de Justicia encargó a un grupo de investigadores elaborar una lista, cotejando cada identidad con documentos oficiales, para verificar sus verdaderos nombres, que muchos cambiaron por seguridad de sus familias.

"Es una reparación moral, lo primero que vamos a hacer es inscribirles en el Registro Civil porque son españoles, tienen derecho, y no se les puede tener en unos libros de archivo, en un rincón del archivo", explica a Efe la subsecretaria de Justicia, Cristina Latorre, encargada del departamento de Memoria Histórica.

MURIERON COMO APÁTRIDAS

Eran un grupo de españoles defensores de la República que se exiliaron en Francia tras perder la Guerra Civil (1936-1939) y lucharon contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, hasta que fueron hechos prisioneros por Alemania.

Cuando ese país preguntó a España por su destino, el gobierno de la dictadura franquista contestó "que no había españoles fuera de la frontera", por lo que fueron deportados a los campos de concentración como apátridas.

De los más de 7.000 españoles que fueron enviados a Mauthausen-Gusen, murieron 4.435. De los que sobrevivieron al campo de exterminio, el 60 por ciento falleció pocos meses después.

Registrar sus defunciones en España significa el reconocimiento de un gobierno español a esos deportados. Una labor que fue complicada, ya que muchos de ellos cambiaban el orden de sus apellidos o el lugar de nacimiento cuando les reclamaban sus nombres a la entrada al campo de concentración para evitar represalias contra sus familiares

SU MEMORIA FUE RESCATADA POR LOS SUPERVIVIENTES Tras la liberación de Mauthausen, los supervivientes lograron sacar varias copias de los registros del campo y, ya a salvo en Francia, completar un listado de sus compañeros fallecidos, relata Concha Díaz Berzosa, de la asociación Amical de Mauthausen. "Consiguieron llevarse las listas a Francia, país que les acogió tras la liberación".

Con esas listas, Francia hizo los libros enviados a España una vez traducidos del alemán al francés. Dan cuenta de su muerte y sirvieron para que muchas de las familias de las víctimas pudieran cobrar en su día indemnizaciones que concedió el gobierno alemán a los represaliados por el nazismo.

"El gobierno alemán pidió a todas las naciones que le dieran las listas de sus deportados; Franco, a pesar de que De Gaulle le había entregado esos libros, no hizo nada, los archivó", explica a Efe la portavoz de Amical, la organización que crearon los deportados supervivientes en Francia para que no se diluyera la memoria de sus compañeros asesinados.

Ese grupo se encargó de buscar a las familias, puso anuncios en los periódicos españoles y se dirigió a algunos ayuntamientos para que informaran a esas familias de que podían pedir las ayudas alemanas en un plazo determinado.

"Muchas familias lo hicieron y cobraron indemnizaciones, pero otras no se atrevieron, había que presentar la información que se pedía en la embajada alemana en Madrid y eso significaba que tenías que decir que tu padre o tu marido había sido prisionero de los alemanes" y estamos hablando de la España de la dictadura, afirma Díaz Berzosa.

SE PUBLICARÁN SU NOMBRES EN EL BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO (BOE)

Ahora, el Gobierno publicará en el BOE esa lista "para que los familiares o conocidos puedan decir si hay algún dato erróneo", detalla la magistrada Amalia Bastanta, del Registro Civil Central e instructora de este expediente.

Relata a Efe que la iniciativa de Justicia "va encaminada a la reparación, es decir, a sacar del olvido colectivo a estas personas, que nacieron en las primeras décadas de 1900 con los efectos inmediatos desde el punto de vista jurídico".

"La inscripción de defunción en el Registro Civil por sí mismo no provoca el efecto de adquirir la nacionalidad española, pero de alguna manera los estamos considerando españoles porque sería entrar a asumir la competencia para inscribir hechos relativos a españoles acaecidos en el extranjero", afirma la jurista.

UN MONOLITO LES RECORDARÁ EN ESPAÑA

La investigación realizada por el equipo dirigido por el profesor Gutmaro Gómez Bravo, del departamento de Historia Moderna de la Universidad Complutense, permitió bucear en la vida de esos españoles republicanos.

"Hay gente muy joven, por la fecha de nacimiento, muchos son de entre 1914 y 1917 y mueren en el 42 la mayoría, hay muchos hermanos, primos, por los apellidos iguales; se ve que tienden a mantenerse juntos y también mueren juntos, mueren con poca diferencia de meses; la gente intentaba agruparse por pueblos o familias en los barracones y en los tipos de trabajo", cuenta el profesor.

Para las víctimas, este gesto del Gobierno es importante, pero creen que sólo tiene sentido si sirve para divulgar la experiencia de la deportación.

"Durante la época franquista hubo silencio, pero en los años de democracia ha habido un olvido", sentencia la portavoz de Amical.

El Gobierno español propuso al francés firmar un convenio para que las víctimas y sus descendientes puedan tener la doble nacionalidad, sin tener que renunciar a una de ellas. Por esta circunstancia, la mayoría de aquellos supervivientes han ido muriendo como franceses.

Y con intención también de sacarles del olvido, Justicia proyecta erigir un monolito en Madrid que recordará la memoria de esos españoles, que regresan por fin a España aunque solo sea a través de la constatación legal de su muerte.

FUENTE: EFE