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Frustración y repliegue: así fue la jornada de ayuda humanitaria en Brasil

Alzado sobre un pequeño camión con sacos de arroz y leche en polvo, uno de los coordinadores del operativo de ingreso de ayuda humanitaria de Brasil a Venezuela llamó a los suyos al repliegue al caer la tarde.

"Tenemos que repensar la estrategia. El presidente Guaidó nos ordenó no arriesgar, buscar la manera de entrar la ayuda de manera pacífica", gritaba el joven señalando hacia la frontera venezolana, bloqueada por militares desde el pasado jueves por orden de Nicolás Maduro.

La orden de retirar los camiones hasta nuevo aviso cayó como un balde de agua fría entre el medio millar de venezolanos que esperaban desde primera hora del día participar en el "día D" de la operación convocada en Colombia, Brasil y Curazao por el líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países.

Y fue anunciada después de que se supiera que en Colombia dos camiones con ayuda habían sido quemados y de que empezaran a llegar informes de que en Santa Elena de Uairén, la primera ciudad de Venezuela desde la frontera de Brasil, dos manifestantes murieron en enfrentamientos con militares.

Maduro rechaza la ayuda, pues la considera un pretexto para una intervención militar de Estados Unidos.

El día había empezado con mucha esperanza.

Dos camiones con ocho toneladas de donaciones de Estados Unidos y Brasil llegaron a Pacaraima desde un depósito en una base área de Boa Vista, la capital de Roraima, acompañado por el canciller brasileño, Ernesto Araújo, y la embajadora designada por Guaidó para Brasil, Teresa Belandria.

"La expectativa es que una luz se encienda y se abra la frontera", dijo Araújo. "La ayuda entra sí o sí", declaró Belandria.

Los vehículos, cargados con sacos de arroz, leche en polvo, medicinas y kits de primeros auxilios para paliar la asfixiante escasez que sufren desde hace años los venezolanos, fueron estacionados en un punto intermedio entre las aduanas de los dos países.

Inmediatamente, fueron rodeados por centenares de venezolanos, que entre gritos y consignas contra el "dictador" Maduro celebraban poco menos que el inicio de una nueva era.

"Estamos más cerca que nunca del cambio. Si no nos dejan la pasaremos nosotros mismos a pie, por la aduana o por las trochas (senderos usados de forma irregular)", explicó a la AFP José Guillén, un trabajador de la construcción instalado desde hace un año en Pacaraima, la congestionada puerta de entrada terrestre de venezolanos a Brasil.

Pero las horas fueron pasando, los camiones no se movían y el hastío y el sol empezaron a hacer mella entre los manifestantes, enardecidos repentinamente por el paso de dos ambulancias con heridos procedentes de los incidentes de Santa Elena del Uairén.

"Parece una ironía. Los heridos de Maduro llegan aquí a ser curados porque ahí no hay insumos, y aquí la ayuda humanitaria que tanto necesitamos en Venezuela está bloqueada", lamentó Tomás Suárez, un ingeniero de 52 años llegado a Brasil hace tres días.

Hasta que súbitamente los camiones regresaron a Pacaraima.

Unos 50 jóvenes del lado venezolano lanzaron entonces cócteles molotov y piedras contra los militares que bloqueaban la frontera y contra un puesto del ejército, donde dos vehículos ardieron en llamas.

Los militares venezolanos avanzaron sus filas y los dispersaron con gases lacrimógenos.

La embajadora de Guaidó ordenó que los camiones cruzaran la aduana brasileña, avanzaran hasta el punto donde están las banderas de los dos países y se estacionara junto a la de Venezuela, a 500 metros de la aduana de ese país.

Luego ella y Guaidó anunciaron que el primer cargamento de ayuda humanitaria había ingresado a territorio venezolano.

Más tarde el gobierno brasileno dijo que los camiones "cruzaron la frontera, adentrándose en el país vecino".

Pero entre los manifestantes congregados en el lugar no hubo, ni de lejos, esa sensación.

FUENTE: AFP