Dos hombres recibieron el martes docenas de bastonazos en un acto público en la provincia indonesia de Aceh tras ser condenados por mantener una relación sexual gay consensuada. Grupos de derechos tacharon la sentencia de “tortura medieval” y afirmaron que agrava una campaña de persecución homófoba.
Más de mil personas llenaron el patio de una mezquita para presenciar el castigo. Era la primera vez que se azotaba a alguien por homosexualidad en Aceh, la única provincia indonesia que practica la ley islámica Sharia.
Algunos de los asistentes vitorearon y gritaron mientras los hombres, de 20 y 23 años, eran azotados en la espalda y hacían gestos de dolor. Un equipo de cinco personas hizo turnos para asestar el castigo, relevándose cada 20 golpes para uno de los hombres y cada 40 para el otro.
Sarojini Mutia Irfan, una estudiante universitaria que asistió al acto, dijo que el castigo era necesario para que sirviera como disuasión.
“Lo que han hecho es como un virus que puede dañar la moral de la gente”, dijo. “Esta clase de castigo público es un intento de detener el contagio del virus a otras comunidades en Aceh”.
La pareja fue detenida en marzo después de que un grupo de vecinos se organizara para irrumpir en su habitación arrendada para sorprenderlos cuando tenían relaciones sexuales.
Un tribunal de la Sharia los condenó la semana pasada a 85 bastonazos cada uno, aunque finalmente recibieron 83 tras una rebaja por el tiempo pasado en prisión. El martes también se azotó a cuatro parejas heterosexuales, que recibieron condenas menores por mantener relaciones fuera del matrimonio.
Salvo en Aceh, la homosexualidad no es ilegal en Indonesia, pero la comunidad LGBT se ha visto cada vez más perseguida en el último año.
Los prejuicios se han visto avivados por agresivos comentarios homófobos de políticos y líderes musulmanes estrictos. El máximo tribunal del país está instruyendo un caso en el que se pide convertir en un delito penal el sexo homosexual y el sexo fuera del matrimonio. El lunes fueron detenidos 141 hombres en una redada contra una sauna gay en Yakarta, la capital.
La organización Human Rights Watch, con sede en Nueva York, señaló que el derecho internacional considera los bastonazos como tortura y pidió la intervención del presidente de Indonesia, Joko “Jokowi” Widodo.
Los bastonazos también son un castigo en Aceh por participar en juegos de azar, mujeres que llevan ropa ajustada y hombres que no asisten a las plegarias del viernes. Más de 300 personas fueron azotadas por estas infracciones en 2016.
La reputación de Indonesia como país que practica una forma moderada del islam se ha visto empañada en el último año debido a ataques contra minorías religiosas, un auge en la persecución de los homosexuales y una polarizada campaña electoral a gobernador de Yakarta que reflejó la creciente influencia de los grupos musulmanes estrictos.
El gobernador saliente de Yakarta, miembro de la minoría cristiana, fue condenado este mes a dos años de prisión por unos comentarios sobre el Corán durante la campaña que se interpretaron como una blasfemia.
FUENTE: AP