WASHINGTON Internacionales - 

Insulza reivindica a la OEA

El secretario general de la OEA cerrará su gestión en la Cumbre de las Américas en Panamá satisfecho por la presencia de Cuba por primera vez, pero algunos observadores opinan que José Miguel Insulza pudo haber sido más audaz en la defensa de la democracia y los derechos humanos en el continente.

La Cumbre de Panamá se realiza en momentos en que la Organización de los Estados Americanos padece una precaria situación financiera, la proliferación de otros bloques que reclaman influencia propia en la región y una creciente polarización entre sus países miembros.

Esta situación obliga al organismo regional, que ejerce la secretaría general de la Cumbre, a redefinir sus prioridades.

Insulza, quien entregará su cargo el 25 de mayo, en entrevista con The Associated Press negó categóricamente que a la OEA le cueste tomar decisiones o que haya perdido vigencia.

"Desde mi punto de vista se ha progresado. La OEA es mejor ahora que cuando avaló la invasión a Santo Domingo", dijo Insulza en alusión a la fuerza armada multinacional que el organismo autorizó para apoyar una invasión militar estadounidense a la nación caribeña en 1965.

Para el chileno, "antes se hacía lo que algunos querían que se hiciera. Hoy todavía no opera en beneficio del conjunto, pero por lo menos los países tienen voz. Incluso las oposiciones tienen voz aquí".

Pese a las críticas de varios mandatarios y políticos latinoamericanos, Insulza dijo con firmeza que la OEA "es el lugar donde la gente tiene más voz en este continente".

La directora del programa latinoamericano del Woodrow Wilson International Center for Scholars, Cynthia J. Arnson, afirmó que la presencia de Cuba en la Cumbre es un "logro indudable" del secretario general.

La OEA anuló en 2009 la suspensión que le había impuesto en 1962. En la entrevista con AP, Insulza admitió que Cuba "no ha mostrado ningún interés" en reincorporarse y que todavía "hay mucho terreno por recorrer... Creo que puede suceder paulatinamente en los próximos años".

Ese será uno de los retos a los que deberá responder el futuro secretario general, el uruguayo Luis Almagro.

Arnson apuntó que hay otros temas en los que el secretario general no ha prestado mucha atención, como democracia y derechos humanos. "Ha sido un poco cautivo de las corrientes de opinión en la región y no ha querido desafiarlos".

Harold Trinkunas, director del programa latinoamericano del organismo de investigaciones políticas Brookings Institution, indicó que existe un gran interrogante sobre cuál es el legado el legado de Insulza debido a que "las divisiones se han acentuado en la región con respecto al propósito de la OEA.

Para Insulza, la mayoría de las críticas provienen de quienes sienten nostalgia por una autoridad supranacional que ponga orden en los países —como solía funcionar la OEA bajo la dirección de Washington durante la Guerra Fría en la segunda mitad del siglo XX— y que la experiencia de Cuba demuestra que sancionar a los países no mejora su condición democrática.

"¿Por qué voy a aceptar yo que este organismo tenga que irse a uno de los dos polos? ¿Por qué tengo que conducir a la organización para darle gusto a uno de los dos lados?", se preguntó. "Hay que respetar la soberanía de los estados. Aquí se hace lo que los estados soberanos miembros de la OEA quieren que se haga".

Carl Meacham, director de programa de las Américas en el Center for Strategic and International Studies, señaló que la negativa de Insulza a adoptar posturas independientes a las de los estados miembros significó que el funcionario se limitó a manejarse "en espacios ambiguos cuando la región necesitaba dirección en temas fundamentales".

"Esa falta de definición queda como su legado y para un estadista como él, que hizo un trabajo magnífico para fortalecer la democracia en Chile, se esperaba que lo hubiera hecho mejor. Pero nunca pudo traducir a la OEA el liderazgo que tuvo durante la transición chilena", dijo Meacham, cuya madre nació en Chile y quien vivió parte de su infancia en ese país.

La posición de la OEA e Insulza sobre el manejo de la crisis política venezolana ha sido un blanco recurrente de las críticas.

El oficialismo venezolano lo acusa de querer inmiscuirse en asuntos internos, pero la oposición le reclama el no haber procedido con la diligencia suficiente para denunciar las violaciones de derechos humanos, criminalización de la disidencia e irregularidades en los comicios del 2013 que cedieron la presidencia a Nicolás Maduro.

El Consejo Permanente de la OEA emitió en marzo de 2014 una declaración que llamaba a todos los sectores de la sociedad venezolana a respetar los derechos humanos e hizo votos por celeridad en las investigaciones de las muertes causadas por las protestas callejeras que entonces sacudían varias ciudades de la nación sudamericana.

Estados Unidos, Canadá y Panamá votaron en contra porque consideraron que el texto no manifestaba debidamente el compromiso de la organización con sus principios democráticos.

Insulza dijo a la AP que en el caso del conflicto venezolano "no ha habido ánimo de diálogo... En la medida que el país involucrado no lo quiere, y es un estado soberano, no hay mucho que la OEA pueda hacer".

Insulza alegó que no es justo criticar a la organización por el manejo dado a un país específico, Mencionó como acciones positivas la observación de 105 procesos electorales y media docena de crisis nacionales en las que la OEA intervino "de manera constructiva". Citó como ejemplo el derrocamiento del presidente hondureño Manuel Zelaya en 2009 y cuando estuvo en riesgo la estabilidad del presidente nicaragüense Enrique Bolaños (2002-2007).

Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas, señaló que Insulza "ha podido hacer más para promover la democracia donde sea que esté en riesgo", pero agregó que el chileno también ha recibido críticas injustas porque es el líder de una institución que debe responder a sus estados miembros.

"Creo que será un tema que analizarán los historiadores", dijo.