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Muere a los 77 años el desertor estadounidense que pasó 39 años en Corea del Norte

Charles Jenkins, un desertor del ejército estadounidense que pasó cuatro décadas en Corea del Norte, donde se refugió en 1965 y se casó con una japonesa secuestrada por el régimen, murió a los 77 años, informó este martes el municipio japonés donde vivió sus últimos años.

Jenkins murió el lunes debido a problemas cardíacos en un hospital de Sado, según el municipio de esta ciudad situada en una pequeña isla del mismo nombre en el norte de Japón.

Tras haber dejado Corea del Norte en 2004, a los 64 años, fue juzgado ante una corte marcial por su deserción casi cuatro décadas antes. Con lágrimas en los ojos e impecable en su uniforme militar, Jenkins se declaró culpable y fue condenado a 30 días de arresto simbólico. Fue liberado poco después.

Originario de Carolina del Norte, el soldado desertó durante una glacial noche de borrachera de enero 1965, cuando patrullaba a lo largo de la frontera con Corea del Norte.

Explicó más tarde que tuvo miedo de ser enviado a luchar en Vietnam, entonces en plena guerra, y pensó cándidamente que Corea del Norte lo entregaría a la Unión Soviética, de donde podría retornar a Estados Unidos.

En lugar de eso, Jenkins fue retenido en Pyongyang, donde pasó 39 años enseñando inglés a los miembros de la inteligencia norcoreana, futuros espías. También interpretó el rol de "villano estadounidense" en películas de propaganda.

El hombre confió años más tarde que había sufrido durante todo ese tiempo. "Recibía golpes por todos los lados", explicó. "Jamás se dice no en Corea del Norte. Si se dice no, uno empieza a cavar su tumba, porque estás muerto".

En 1980, conoció a su esposa, la japonesa Hitomi Soga, que había sido secuestrada dos años atrás por agentes norcoreanos.

Hitomi obtuvo el permiso para volver a Japón en 2002, igual que otros cuatro japoneses secuestrados en los años 1970 y 1980. Según las autoridades japonesas, al menos 17 civiles japoneses han sido secuestrados por Pyongyang en este periodo, mientras que Corea del Norte solo reconoce 13 secuestros de este tipo.

Jenkins tardó en reunirse con su esposa, por miedo a la justicia militar de Estados Unidos, pero al final se decidió pensando sobre todo en sus dos hijas; temía que fueran forzadas a trabajar para los servicios de espionaje norcoreanos.

Tras esta saga familiar con sabor a Guerra Fría, que apasionó durante meses a los japoneses, el gobierno nipón concedió la residencia permanente al antiguo desertor. Desde desde entonces toda la familia se instaló en la ciudad natal de Hitomi, Sado.

En sus últimos años, Jenkins trabajó en Sado en una tienda de 'souvenirs', según explicó el alcalde de esta ciudad, Motohiro Miura, quien en un comunicado expresó su pésame a los familiares, y dijo que el exdesertor "contribuyó al turismo local".

Hubo otras historias de deserción similares a las de Jenkins. James Joseph Dresnok fue el último de un puñado de soldados estadounidenses que desertaron a Corea del Norte durante la guerra de Corea (1950-53). Según revelaron sus hijos este año, Dresnok murió en noviembre de 2016 en Pyongyang.

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FUENTE: AFP