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Multitudes reciben en su tierra natal féretro de niña asesinada en Bogotá

En medio de banderas blancas y con cánticos pidiendo justicia, fue recibida hoy por una multitud en el caserío Los Milagros, del departamento colombiano del Cauca (suroeste), el cuerpo sin vida de Yuliana Samboni, la niña indígena de siete años que fue secuestrada, violada, torturada y asesinada el pasado domingo en Bogotá.

Familiares, amigos y habitantes de la región reunidos en la plaza central clamaron justicia por el hecho que conmocionó a Colombia, y rindieron un homenaje a la menor en una ceremonia religiosa.

Minutos después la carroza fúnebre con el féretro blanco de la niña se desplazó al caserío de El Tablón en donde también fue recibida por decenas de habitantes del lugar, familiares y compañeros de la escuela en donde comenzó a estudiar, quienes le rindieron homenaje en medio del dolor que les ocasionó su asesinato.

Al llegar este miércoles el féretro en un avión de la Policía a Popayán, capital del Cauca, una multitud salió a las calles con banderas blancas y pancartas para pedir justicia, y manifestaciones similares se produjeron en diversas ciudades del país, estremecido por la barbarie de que fue víctima la pequeña Yuliana.

El alcalde de Bolívar (Cauca), municipio al que pertenece Los Milagros, Rodrigo Hernán Pérez, manifestó hoy que no está definida aún la fecha de sepultura de Yuliana, y que puede ser entre hoy y la tarde del viernes.

"No se sabe cuánta población se movilice porque ayer hubo mucha gente en Bolívar, no está confirmada la hora del entierro por el cansancio físico y emocional que enfrentan los familiares de Yuliana, hablamos con ellos y no saben la hora y la mamá de la niña está muy enferma", afirmó Pérez a Blu Radio.

Por el asesinato de Yuliana Samboní está detenido en la cárcel La Picota, de Bogotá, Rafael Uribe Noguera, arquitecto de 38 años sindicado del crimen.

A Uribe, miembro de una acomodada familia bogotana, se le acusa de raptar el pasado domingo a la menor en la barriada de Bosque Calderón, y de conducirla en su camioneta hasta un apartamento de su propiedad en el sector de Chapinero Alto, donde la policía encontró el cadáver de la niña.

Tras su arresto en una clínica bogotana en la que se había hospitalizado alegando que sufría "una crisis", un juez de Bogotá le formuló los cargos de feminicidio agravado, acceso carnal violento, tortura y secuestro simple, que Uribe no aceptó.

El juez consideró que el detenido "es un peligro para la sociedad, una amenaza para los familiares de la víctima y una persona que puede obstruir el proceso judicial que se le sigue", y por eso ordenó su reclusión en La Picota.

Los traslados del sindicado de la clínica al complejo judicial de Paloquemao y luego a la prisión se hicieron bajo una fuerte escolta policial, que incluyó el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) y hasta una tanqueta debido a que numerosas personas se apostaron frente a esos lugares para manifestar su repudio por el crimen.

La condena por este asesinato es tal que, según medios locales, tres prestigiosos penalistas contactados por la familia Uribe Noguera para defender al acusado rechazaron esa posibilidad y su caso quedó en manos de un abogado de oficio.

Dos hermanos de Uribe, uno de ellos socio de un prestigioso bufete de abogados, y sospechosos de haber manipulado la escena del crimen, y de haber lavado el cadáver de la niña antes de la llegada de la Policía, fueron citados a declarar este viernes por la Fiscalía.

FUENTE: EFE