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Nicaragua: Continúa búsqueda de mineros sepultados

Después de horas de duro trabajo retirando piedras y lodo, los rescatistas desde la superficie y los mineros atrapados desde su improvisado refugio bajo tierra, se logró sacar la noche del viernes a 20 de los obreros que quedaron sepultados por un derrumbe en una mina de oro en el municipio de Bonanza, en el noreste de Nicaragua.

Los rescatados se unieron a otros dos supervivientes que salieron poco después del accidente ocurrido el jueves por la mañana. Pero las labores de rescate continúan. Al menos quedan cuatro personas bajo el cerro y el sábado comenzó a llover en la zona.

"Pensaba que era demasiado joven para morir y, sobre todo, pensaba en mis dos hijas", dijo a The Associated Press Antonio Díaz, uno de los mineros, después pasar 34 horas sepultado —más de un día de angustia en el que unos compañeros animaban a otros en medio del frío de la cueva en la que se refugiaron tras el derrumbe.

Los equipos de rescate sospecharon desde el primer momento que los mineros estaban vivos porque tras el derrumbe escucharon voces. Luego se perdió la comunicación pero fue recuperada el viernes, cuando los mineros atrapados lograron cavar un hoyo y comenzaron a gritar hasta que alguien en la superficie los escuchó.

Díaz relató que el derrumbe se dio después de un fuerte estruendo. "La mayoría, al ver que venía una avalancha de lodo y piedras nos metimos a una cueva de seguridad, pero los otros no pudieron, no supimos más de ellos, pienso que están muertos", lamentó.

Lo primero que hicieron los obreros fue contar cuántos eran y gritar en busca del resto, sin obtener respuesta. Al verse atrapados, empezaron a cavar con la esperanza de encontrar una de las chimeneas de la mina, con el miedo de que en el exterior estuviera lloviendo y que entonces se registraran más derrumbes.

"Después de horas de estar haciendo lo mismo, logramos abrir un hoyo que nos dejaba comunicarnos con un pasillo y empezamos a gritar y gritar. Primero nadie respondió, más adelante (horas después) alguien nos escuchó y sentimos que la vida nos volvió, Dios había respondido a nuestro clamor de vivir", indicó emocionado.

Luego de grandes esfuerzos, los hombres salieron deshidratados pero sólo con heridas leves, algunos en camilla y otros caminando por sí mismos mientras sus familiares y colegas, que siguieron todo el operativo en vilo, los aclamaban al llegar.

El alcalde de Bonanza, Alexander Alvarado, un ex minero que participó en el rescate, explicó que les llevó dos horas sacar al primer atrapado mientras animaban a los demás, recordándoles que sus familias les estaban esperando afuera y que aguantaran.

El delegado del gobierno para la zona del Caribe, Lumberto Campbell, explicó que el método que usaron para el rescate se conoce como "de polea" y consiste en bajar escaleras de madera amarradas unas con otras hasta llegar al sitio en el que se escuchaban las voces. Una vez allí, los rescatistas perforaron la pared con sumo cuidado para evitar más derrumbes y se bajaron camillas amarradas con cuerdas para trasladarlos a la superficie.

"Tuvimos el sosiego de rescatar a los 20 mineros con vida, pero falta el resto, se va a trabajar en encontrarlos", agregó a la AP el vocero de la minera Hemco, Gregorio Downs.

Downs explicó que junto a las autoridades municipales, de gobierno y mineros artesanales, decidieron redoblar esfuerzos, pues existen cerca de 100 rescatistas y hay más de 50 mineros dispuestos a apoyar para encontrar a los que faltan, "ya sea vivos o muertos, porque los compañeros que salieron (de la mina) creen que sí están muertos".

No obstante, la portavoz del gobierno nicaragüense, Rosario Murillo, aseguró el sábado que seguirían en la búsqueda de los desaparecidos que, aunque en un principio se pensó que eran cuatro personas, la cifra real podría elevarse hasta siete porque hay nuevas familias que aseguran que sus seres queridos estaban en la mina en el momento del derrumbe.

"Estamos pendientes y dándole continuidad a todos los esfuerzos para encontrar al resto de hermanos que están desaparecidos. Están trabajando las brigadas en otros puntos, en el lado opuesto al que se encontraron a los 20 mineros, es el sitio del cerro que se conoce como 'Los meneitos', se trabaja con cuidado para que no haya más derrumbes y que se pueda entrar al sitio y ver qué resultado obtenemos", añadió.

El portavoz de la minera, para la que trabajaban los mineros artesanales pero de forma autónoma sin ser empleados, explicó que ahora la estrategia es seguir la misma ruta por la que hallaron a los 20 mineros, ingresar a galerías que se encuentran más hacia el sur y recorrer una zona más baja del cerro El Comal para determinar si pueden dar con los todavía desaparecidos.

Los 20 mineros rescatados el viernes fueron trasladados al hospital de Bonanza pero todos ya fueron dados de alta, dijo Murillo.

Pero la experiencia todavía les pesa.

"Los nombres y los rostros de mis hijas se venían a la cabeza, saber que nos las iba a volver a ver ni ellas a mí, eso me ponía un trozón (nudo) en la garganta", relató Díaz, un minero de 32 años trigueño, de estatura baja, pelo negro y pómulos salidos, antes de salir del hospital.

"Nos hablábamos entre nosotros, cuando mirábamos que uno se empezaba a achantar, lo animábamos, era difícil porque la tristeza de sentirse encerrado en un hoyo es inmensa, pero nunca perdimos la esperanza", afirmó este hombre que apenas llevaba año y medio trabajando como minero.

"Sabíamos que era riesgoso entrar a la zona, pero es la manera de obtener más material (mineral) y ganar más dinero, nunca pensé que esto podía pasar", dijo el jornalero, que aseguró que volver a trabajar al mismo lugar sería "como desafiar a la muerte otra vez", pero que seguirá en el oficio de minero.

La mina donde tuvo lugar el derrumbe se encuentra en la zona de concesión de la firma Hemco. El portavoz de la compañía informó a la AP que los mineros no son empleados de la empresa sino trabajadores por cuenta propia con los que mantiene una relación "de negocios". Eso significa que la empresa les permite buscar oro en los territorios que tiene concesionados, les da formación y les facilita al costo el equipo necesario para la excavación a cambio de que le vendan el oro encontrado.

Downs indicó que la empresa ya había alertado a los mineros del peligro de trabajar en El Comal, sobre todo después de que hace un mes murieran dos trabajadores en el mismo lugar debido a un alud tras el paso de una tormenta tropical que ablandó la tierra.

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