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Nueva crisis UE plantea preguntas sobre su futuro

Europa en el caos. Gran Bretaña asesta un duro golpe a la Unión Europea. El poder del pueblo causa gran angustia a la UE sobre cuál debería ser su misión. El terror golpea en una gran capital.

"No podemos seguir como si nada hubiera pasado... la crisis europea es profunda", alertó el mandatario europeo, Jean-Claude Juncker. "Se requiere un periodo de reflexión, aclaración y discusión".

Esas declaraciones y sucesos suenan adecuados para hoy, pero en realidad son de junio de 2005.

En ese entonces, Juncker, como jefe de gobierno de Luxemburgo, ostentaba la presidencia rotatoria de la UE. La Gran Bretaña de Tony Blair acababa de destruir sus planes para un presupuesto a largo plazo para la UE al insistir en recuperar su dinero. Semanas antes, los votantes holandeses y franceses habían rechazado el borrador de la constitución de la UE, poniendo fin a dos años de trabajo entre bambalinas.

A principios de julio de 2005, el sistema de transporte de Londres fue atacado por extremistas que mataron a 52 personas.

Desde entonces ha cambiado mucho, pero parece que hay pocas diferencias, excepto quizá que Europa se puso del lado de Gran Bretaña tras los atentados del 7 de julio. Hoy, Gran Bretaña parece estar casi en cuarentena por temor a que su brote antieuropeo pueda ser contagioso.

Aunque las crisis de hoy puedan ser diferentes —la incapacidad de Europa para gestionar una oleada de refugiados, la montaña de deuda griega y su futuro en la zona de moneda única— plantean las mismas preguntas sobre cómo hacer que la UE sea relevante para la gente, tanto si está en Malta como en Finlandia o Alemania.

Incluso para muchos de los miembros de 28 naciones, el concepto de Europa resulta lejano. No hay "ciudadanos europeos", y los habitantes del continente desconfían incluso más de una distante Bruselas que de sus propios gobiernos.

Desde luego, no está claro qué puede hacer Europa ahora que no hiciera hace una década, mientras los grupos de ultraderecha claman victoria tras la votación a favor del Brexit y piden a otros que sigan el ejemplo británico.

"El desafío para el liderazgo europeo es afrontar las quejas legítimas de la gente insatisfecha con Europa, sin ceder a las ideologías de la extrema izquierda o derecha", dijo Etienne Davignon, presidente del grupo de estudios Friends of Europe.

"No debemos utilizar la crisis actual como una excusa para presionar sin fin por 'más Europa''', comentó. "La respuesta es responder rápidamente a preguntas concretas de los ciudadanos que quieren una vida mejor y más segura".

Stefano Micossi, del Centre for European Policy Studies, dijo que los líderes europeos "tienen que pensar en objetivos tangibles y alcanzables, incluso aunque no sean fáciles, que muestren al mundo que la UE no sólo sobrevivirá, sino que se fortalecerá".

A juzgar por las declaraciones de Juncker el viernes, la Comisión Europea que preside ya está haciendo profundas reformas que Gran Bretaña ha pedido, pero no cederá en sus creencias básicas.

"No diré que nada tiene que cambiar, pero las cosas que se mueven en la dirección adecuada no cambiarán", dijo a la prensa en Bratislava, donde Eslovaquia tomó posesión de la presidencia rotatoria de la UE de manos de Holanda.

La Comisión ha reducido de forma significativa su burocracia y propone menos leyes que sus predecesoras, dijo Juncker, para que Europa actúa sobre todo donde se la necesite. Juncker indicó que quería profundizar el mercado único y conectar los mercados de energía.

Pero sobre la migración —no sobre el desafío de los refugiados, sino sobre el asunto clave de si debe permitirse que los ciudadanos de los países de la UE reciban beneficios sociales en Gran Bretaña como prestaciones por familia o de desempleo— se mostró intransigente.

"No cambiaré", dijo Juncker, repitiendo el lema europeo de que no puede haber libertad de movimiento para capitales, mercancías o servicios sin libertad de movimiento para la gente.

El primer ministro eslovaco, Robert Fico, que lidera un gobierno de derechas que se ha sentido denostado por Bruselas por la emergencia de refugiados, ha pedido "un nuevo equilibrio" entre las instituciones europeas y los estados miembros, donde las naciones tengan más que decir.

Fico celebrará una cumbre informal de líderes de la UE en Bratislava el 16 de septiembre y cree que romper con el pasado y hacer cosas fuera de Bruselas es la vía adecuada.

"No podemos seguir como siempre", dijo.

Eslovaquia en concreto quiere mantener la puerta de Europa abierta a países aspirantes, en concreto en los Balcanes. La perspectiva de la membresía de la UE en la zona ha impulsado reformas y evitado una reanudación de las guerras.

Para Camino Mortera-Martínez, investigadora del Centre for European Reform, el viejo continente necesita "gente de fuera, líderes fuertes y con ideas claras y pensadores, con una visión para el continente que no nacieran y crecieran dentro de la burbuja europea".

"Los europeos tienen miedo, recelan de la migración, muchos han perdido sus empleos. Bruselas no puede contraatacar con otra ronda de cumbres buenas para nada y declaraciones políticas vacías", indicó.