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Pyongyang ataca a asesor de seguridad de EEUU

Corea del Norte le ha enviado un mensaje al presidente estadounidense Donald Trump, de cara a la cumbre prevista para junio: no escuche a su asesor de seguridad nacional, John Bolton.

Tras anunciar el miércoles que se retiraba de las conversaciones de alto nivel con Seúl debido a una nueva serie de ejercicios militares de Estados Unidos con Corea del Sur, el Norte apuntó a Bolton y dijo que tendrá que repensar si sigue adelante con la cumbre entre Trump y el líder norcoreano Kim Jong Un porque duda de que Washington quiera realmente un diálogo pacífico.

El anuncio es el indicio más claro hasta la fecha del pensamiento de Pyongyang con respecto a la cumbre, prevista para el 12 de junio en Singapur.

Aunque Corea del Norte ha dicho muy poco acerca de sus intenciones en la reunión, los anuncios ponen de relieve dos de sus preocupaciones mayores: el futuro de la fuerza de casi 30.000 soldados que Estados Unidos mantiene en Corea del Sur y las declaraciones emitidas últimamente por Washington, de que fueron las sanciones y la “máxima presión” aplicada por Trump las que llevaron a Kim a la mesa de negociaciones.

Pero atacar a Bolton, el asesor más belicoso de Trump, parece ser ahora una gran prioridad.

“No ocultamos nuestros sentimientos de repugnancia hacia él”, dijo el Norte en una declaración atribuida por la prensa estatal a Kim Kye Gwan, un alto funcionario del ministerio del Exterior.

Intransigente entre los intransigentes, Bolton fue un asesor clave del presidente George W. Bush cuando Estados Unidos deshizo un acuerdo nuclear con Pyongyang en 2002. Cuatro años después, Corea del Norte realizó su primer ensayo nuclear. En agosto, Bolton defendió la idea de un ataque militar preventivo al Norte, e insinuó que las negociaciones de 2004 que condujeron al envío de componentes nucleares de la Libia de Moamar Gadafi a Estados Unidos serían un buen modelo para Corea del Norte.

No es casual que Pyongyang se erice ante la mención de Libia.

Gadafi, quien aceptó abandonar su incipiente programa nuclear, fue derrocado luego de 42 años en el poder y asesinado en 2011 _el año que Kim asumió el poder en Corea del Norte_ mientras su país se sumía en el caos.

La declaración de Pyongyang del miércoles no criticó directamente a Trump ni al secretario de Estado, Mike Pompeo, quien ha viajado dos veces a la capital norcoreana para sentar las bases de la cumbre. Por el contrario, destacó que le complace la posición de Trump para poner fin al encono arraigado entre los dos países y que si Washington encara la cumbre con el deseo sincero de mejorar las relaciones, habrá resultados positivos.

Pero advirtió que será una “ridícula comedia” si Trump escucha a Bolton y los “cuasipatriotas” que insisten en “abandonar las armas nucleares primero, compensar después”.

FUENTE: AP