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Reciclaje de basura arranca a los tumbos en Ciudad de México

MEXICO (AP). Pilas de basura se amontonaron en vertederos ilegales de Ciudad de México en las últimas semanas, en que la municipalidad se las vio en figurillas para disponer de los desperdicios luego de cerrar uno de los basureros más grandes del mundo.

Los camiones de recolección de basura hicieron cola durante seis horas para descargarla en estaciones de tránsito y las bolsas de desperdicios se apilaron en las calles incluso de los barrios más elegantes calles durante las fiestas de fin de año, pues los vertederos de los alrededores, pertenecientes al estado de México, se negaron a recibir los desperdicios de la capital.

La prensa publicó esta semana en primera plana una foto de empleados municipales descargando toneladas de basura en un vertedero que, según las autoridades, había dejado de funcionar en diciembre. El anuncio del cierre de ese vertedero estuvo acompañado de promesas de que se comenzaría a usar un sistema de procesamiento de desperdicios más ecológico en esta capital de 8,8 millones de habitantes (21 millones si se incluye el área metropolitana).

"Hay confusión en el manejo de los recibos en relación al cierre de Bordo Poniente", declaró Pierre Terras, quien coordina la campaña de toxinas para la sucursal mexicana de Greenpeace. "Está en las calles".

Igual que otras grandes urbes del mundo, la Ciudad de México confronta el problema de pasar de un sistema informal de recolección de basura a uno más moderno, cuyo objetivo es reducir significativamente el volumen de material que va a parar a los vertederos.

Si bien las montañas de basura fueron recogidas mayormente, las autoridades municipales dicen que hay un millar de vertederos ilegales en los alrededores de esta ciudad, que genera más de 12.000 toneladas de basura diarias.

Bogotá y Buenos Aires, que enfrentan problemas parecidos a los de Ciudad de México, tampoco tienen una cultura de reciclaje y han lanzado campañas que promueven el reciclaje y buscan reducir la cantidad de basura que es quemada en vertederos. Greenpeace propone un plan parecido para la Ciudad de México.

El cierre del Bordo fue bien visto por todo el mundo porque hará que disminuya la emisión de gases con efecto de invernadero por hasta 2 millones de toneladas de dióxido de carbono anuales. Ahora, no obstante, hay quienes dicen que la ciudad no estaba preparada para dar este paso y no está claro por qué la municipalidad no tenía una alternativa seria después de dejar de lado un proyecto que contemplaba la construcción de cuatro instalaciones nuevas para procesar desperdicios.

Y su plan de llevar la basura a vertederos pequeños en las afueras de la ciudad se desmoronó de entrada.

La semana pasada los residentes de Ixtapaluca, en el estado de México, bloquearon una carretera para impedir que camiones tirasen basura de la Ciudad de México en un vertedero en su barrio. Otras comunidades protagonizaron alzamientos similares.

El gobierno nacional lleva tres años presionando a Ciudad de México para que cierre el Bordo, construido en un lago seco en parte para recibir los escombros del devastador terremoto de 1985. Desde entonces acumuló más de 76 millones de toneladas de basura.

La municipalidad capitalina exige desde el 2003 a sus residentes que separen la basura, pero no cuenta con el equipo necesario para procesarla. Los residentes siguen dependiendo del viejo sistema de recolección por parte de camiones que recorren la ciudad diariamente, haciendo sonar campanas para alertar a la gente, que sale apresuradamente de sus casas con bolsas de basura y de envases.

El limitado reciclaje que se hace tiene lugar en los propios camiones: los recolectores abren las bolsas y separan las cosas de vidrio, plástico y cartón.

Tirar basura en la calle conlleva fuertes multas. Pero es normal que la gente que no puede esperar los camiones durante el día tire su basura en la calle por la noche.

"No han adaptado los camiones, no se ha educado a la población, no se disminuyó la generación de los propios recibos. Hoy estamos igual o peor que hace cinco años", sostuvo Ramón Ojeda, presidente de la Academia Mexicana de Derecho Ambiental. "Se genera una cantidad igual o mayor de basura. Es un fracaso para el gobierno de la ciudad".

El secretario de Obras Públicas Fernando Aboitiz dijo que la municipalidad se estuvo preparando por 14 meses y no previó la reacción de los residentes al envío de basura al estado de México. Añadió que la municipalidad capitalina está renegociando su acuerdo con el gobernador estatal para crear un sistema que permita al estado enviar a las instalaciones de reciclaje de la capital los desperdicios que pueden ser incinerados y convertidos en cemento.

Desde marzo la ciudad reforzó su programa de separación de basura y negoció con el sindicato de trabajadores de sanidad para que los camiones que recogen basura y otros desperdicios orgánicos separen las botellas, papel y otros materiales que pueden ser reciclados. El reciclaje de desperdicios de los hogares aumentó marcadamente desde que los camiones de basura dejaron de recibir desperdicios mezclados.

El camionero Eduardo Cortés expresó que en su ruta capitalina no tenía clientes hace un año y hoy el 95% de los residentes usa sus servicios. Los sitios de transferencia donde descarga su basura también exigen que la misma sea separada.

"Si yo me quedo con la basura, ¿qué hago con ella?", preguntó el camionero de 37 años, que recoge hasta 12 toneladas de basura diaria en un turno que empieza a las cinco de la mañana. "No puedo y no tengo modo de salir a darle el servicio y a la gente se le acumula".

Aboitiz dijo que a partir de entonces los desperdicios orgánicos llegaron a 2.800 toneladas diarias, comparado con las 100 toneladas de hace un año. La municipalidad espera llegar a 3.200 toneladas en los próximos meses. La ciudad cuenta con una gigantesca planta que produce abono, que sigue operando en el Bordo.

Ojeda, Greenpeace y otras organizaciones defensoras del medio ambiente dicen que si bien ese proceso reduce la cantidad de basura, aumentará la cantidad de contaminantes y cancerígenos en el aire.

La municipalidad está mejorando asimismo su planta de separación de desperdicios para procesar materiales que pueden ser quemados con miras a la producción de cemento y espera llegar a corto plazo a las 2.000 toneladas diarias, comparado con las 800 actuales.

La municipalidad, por otro lado, dijo el lunes que comenzará a instalar contenedores de reciclaje gigantes en los sitios donde la gente tira su basura a escondidas.

Aboitiz aseguró que el mes que viene se instalarán 200 y que para mitad del año habrá 500 contenedores capaces de reciclar vidrio, metal, papel, plástico y restos de comida. Agregó que el objetivo es que cada casa de la Ciudad de México tenga un contenedor a no más de dos cuadras de distancia.

"Va a cambiar radicalmente la forma en que se maneja de la basura en la Ciudad de México, donde solo han existido los camiones", declaró el funcionario. "Ahora, a cualquier hora, cualquier día de la semana puede tirar su basura".