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El Salvador entierra su muertos y limpia la destrucción

VERAPAZ, El Salvador (AP). Los pobladores comienzan a enterrar a sus muertos y a remover las toneladas de escombros, lado y piedras que arrasaron sus viviendas en esta pequeña población afectada por las lluvias que han dejado 144 muertos en todo el país.

El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA) estimó que en los próximos días alrededor de 10,000 personas necesitarán asistencia alimentaria urgente.

Unas 60 personas permanecen desaparecidas y la catástrofe ha dejado unos 12,930 damnificados, según las cifras de la Comisión Nacional de Protección Civil.

Ante la grave situación por la que atraviesa el país, el presidente Mauricio Funes declaró el domingo emergencia nacional, mientras que la Asamblea Legislativa decretó estado de calamidad pública.

El representante del PMA en El Salvador, Dorte Ellehammer, declaró que "las fuertes inundaciones han destruido cosechas enteras, casas y se han llevado la vida de varias personas. Este desatre ha comprometido la seguridad alimentaria de miles de personas para los próximos meses".

Entretanto la maquinaria pesada del gobierno y de la empresa privada comenzaron a llegar a Verapaz, a unos 50 kilómetros al este de la capital, y de inmediato iniciaron los trabajos de limpieza que se extenderán por varios días.

Con el lodo arriba de sus rodillas, Alberto Martínez, de 35 años, trataba de recuperar lo que quedó de su casa. "Perdí todo, no tengo nada, ahora lo único que puedo hacer es tratar de salvar lo que quedó, ya veremos" y sin decir más volvió a su tarea sacando las baldadas de lodo.

"Yo no puedo describirle lo que pasó, fue horrible, no se lo puede imaginar. No se como estoy contando el cuento", dijo Martínez la AP visiblemente afectado por su tragedia y la de los 7,000 habitantes del municipio de Verapaz, en el departamento de San Vicente.

Entretanto, Priscila Argueta se preparaba para enterrar a sus familiares. Molesta y a punto de estallar, la mujer calló cuando le preguntaron si ya había ido a que le curaran las heridas y golpes que recibió cuando fue arrastrada por la correntada de lodo y piedras.

"No ha querido ir, estuvo buscando a su hijo (Kevin José Saravia, de 7 años) en el Valle del Jiboa, (a unos 10 kilómetros de Verapaz) y ahora lo vamos a enterrar", dijo un hombre que los acompañaba y que solo se identificó como Manuel.

Pero esta mujer, de rostro endurecido por el dolor, no solo perdió a su hijo Kevin, también murió su abuelo Román Dimas de 90 años y una familiar identificada como María Argueta, de 89, sigue desaparecida.

La Colonia San Antonio, en la parte alta de Verapaz, fue borrada por completo, sepultada por toneladas de lodo e inmensas rocas.

Esta es una zona eminentemente agrícola, y la mayoría de sus pobladores trabajan en la zafra de caña de azúcar y el cultivo de café.

"Lo único que salvamos fue a mi gallo, nosotros salimos corriendo, pero no nos llevamos nada y no nos quedó nada, ahora venimos por Pipo (el gallo), que se salvó porque se subió al palo de mango", dijo a la AP Ana Bonilla, de 32 años, mientras hacia malabares brincando entre pierdas para no caer en el fango de más de un metro de altura.

"No tenemos nada, dinero ni nada, pero a Pipo no me lo como, es lo único que nos queda y los vamos a cuidar hasta que se muera", agregó Cornelio Lobato, el compañero de vida de Ana.

El alcalde de Verapaz, José Antonio Hernández, dijo a la AP que según el más reciente censo, han contabilizado 16 muertos, 47 desaparecidos y decenas de heridos y golpeados.

Según cifras oficiales, como resultado de la lluvia se han producido 108 deslaves, 12 ríos se han salido de su cauce, más 209 casas fueron destruidas, otras 1,835 averiadas o afectadas, cinco centros de salud han sufrido daños en sus infraestructuras y 13 puentes han colapsado y otros cinco dañados.

La producción de frijol y maíz, base de la alimentación de los salvadoreños, se verá afectada considerablemente y la zafra de caña de azúcar se retrasará por la humedad de los suelos.

Mientras tanto se informó que se espera el acercamiento de un frente frío a la Península de Yucatán, México, el cual desplazará humedad y podría darse algunas precipitaciones débiles aisladas sobre El Salvador.

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