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Temores por el futuro de la Amazonía con un gobierno de Bolsonaro en Brasil

Los ambientalistas temen que la Amazonía, el "pulmón del planeta", sea sacrificada a los intereses de los lobbies de la agroindustria si el ultraderechista Jair Bolsonaro llega al poder en Brasil.

Una de las promesas de campaña más controvertidas del gran favorito del balotaje presidencial del 28 de octubre es la fusión de los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente.

Y entre la defensa de la naturaleza y los intereses de los grandes propietarios rurales, el excapitán del Ejército ya parece haberse decantado.

"Que quede claro: el futuro ministro saldrá del sector productivo. No habrá más peleas ahí", afirmó en una rueda de prensa el pasado 11 de octubre, cuatro días después de vencer el primer turno con un 46% de los votos.

"Si es elegido, será el principio del fin para la Amazonía", declaró el miércoles el izquierdista Fernando Haddad, rival de Bolsonaro en el balotaje del 28 de octubre.

Para Geraldo Monteiro, politólogo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ), "como tiene el apoyo del lobby parlamentario de la agroindustria, que es muy fuerte, Bolsonaro quiere prácticamente poner al medio ambiente al servicio de la agroindustria".

Bolsonaro ha planteado también la posibilidad de retomar los estudios para la construcción de centrales hidroeléctricas en la Amazonía, que implica la construcción de represas con un fuerte impacto en los cursos de agua obligando a desplazar poblaciones.

Un tema muy sensible después del largo pulso de las autoridades brasileñas con las tribus indígenas por el proyecto de Belo Monte, una central en construcción con la tercera represa más grande del mundo.

En febrero, el candidato ultraderechista dijo que, si es elegido, no cederá "ni un centímetro más" para la demarcación de los territorios autóctonos. Los indígenas reclaman que sus tierras ancestrales sean claramente delimitadas.

Entre las ideas de Bolsonaro figura la de terminar con "el activismo ecologista 'chiíta'". En su vocabulario, la palabra "chiíta", vacía de contenido religioso, es sinónimo de radicalismo.

En agosto, en una visita al estado amazónico de Roraima, el exmilitar se rebeló también contra los "controles chiítas" de las agencias estatales de temas ambientales, ICMbio e Ibama, que "perjudican a quienes quieren producir".

El general Oswaldo Ferreira, que suena como ministro de Transporte en un eventual gobierno Bolsonaro, declaró en una entrevista reciente con el periódico Estado de S. Paulo que estas agencias no sirven para nada más que para "joder la paciencia".

La presidenta de Ibama, Suely Araujo, reaccionó en un comunicado diciendo que "la implantación de proyectos con fuerte impacto ambiental sin el análisis necesario implicaría un retroceso de cuatro décadas".

Emilio La Rovere, director del laboratorio de estudios del medio ambiente de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), afirma que el discurso de Bolsonaro "recuerda a la doctrina que reinaba en la época de la dictadura militar [1964-1985]".

Esta doctrina de "desarrollo a toda costa" va en detrimento del medio ambiente, visto como un "obstáculo" a la construcción de carreteras o a la explotación minera.

Para el investigador, las promesas de campaña del ultraderechista pueden tener "grandes consecuencias económicas a nivel mundial", poniendo en riesgo los esfuerzo de Brasil de los últimos quince años para preservar su biodiversidad excepcional.

La emisión de gases de efecto invernadero fue reducida prácticamente a la mitad, sobre todo gracias a una legislación más estricta en la lucha contra la deforestación. La flexibilización de estas reglas podría obstaculizar "la transición hacia una economía con baja emisión de carbono", advierte La Rovere.

Bolsonaro, según reportes, amenazó a principios de septiembre, con abandonar, en caso de alzarse con la presidencia, el acuerdo climático de París, "si la soberanía nacional" se viera comprometida, siguiendo los pasos de Donald Trump en Estados Unidos.

"Sería un revés ver a otra gran economía presidida por alguien que niega la importancia de la lucha contra el calentamiento global", afirmó Lisa Viscidi, experta del centro de análisis The Dialogue.

FUENTE: AFP

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