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Bajo Trump, el Pentágono toma más control sobre la guerra

Semana tras semana, país por país, el Pentágono está tomando discretamente mayor control sobre las decisiones de las guerras en las que participa Estados Unidos. Está enviando a cientos de soldados más a la guerra con poco debate público mientras busca mayor autoridad para combatir a los extremistas en Oriente Medio y África, pero delegar más autoridad al Pentágono conlleva sus propios riesgos militares y políticos.

Esta semana fue Somalia. El presidente Donald Trump dio a los militares estadounidenses más autoridad para lanzar ataques aéreos ofensivos contra milicianos vinculados con Al Qaeda.

El próximo frente podría ser Yemen, donde los líderes militares norteamericanos quieren proporcionar más ayuda a Emiratos Árabes Unidos en su lucha contra los rebeldes respaldados por Irán.

También están en la mira decisiones clave sobre Irak, Siria y Afganistán, desde eliminar los límites al número de soldados hasta relajar las reglas que guían a los comandantes en el terreno.

Los cambios en los primeros dos meses de gobierno del presidente Donald Trump subrayan su voluntad de permitir que el Pentágono tenga el control de las operaciones diarias. Bajo el gobierno de Barack Obama, los líderes militares estaban irritados por la gestión de los civiles, la obligación de los comandantes de buscar la aprobación de decisiones tácticas de rutina sobre objetivos y movimientos de tropa.

Sin embargo, el otorgar más autoridad a los líderes militares —y las decisiones de combate a los oficiales de rango inferior— tiene sus riesgos. Los más graves pueden ser el aumento del número de víctimas, sean civiles o soldados estadounidenses.

La creciente participación en batallas de contrainsurgencia —desde batallas en las calles de Irak hasta incursiones clandestinas en Yemen y otros lugares— aumenta las probabilidades de que mueran soldados estadounidenses.

Tales tragedias podrían enfurecer a los votantes estadounidenses y crear problemas políticos con el Congreso en momentos en que el gobierno de Trump está tratando de acabar con el grupo Estado Islámico en Irak y Siria, además de ampliar los esfuerzos contra los grupos de inspiración similar.

Del mismo modo, el permitir que comandantes de menor nivel tomen decisiones más rápidamente sobre ataques aéreos en zonas densamente pobladas como las calles de Mosul, en Irak, puede resultar en más muertes de civiles.

El ejército estadounidense ya está investigando varios bombardeos en Mosul a mediados de marzo que según testigos mataron al menos a 100 personas. También está sopesando nuevas tácticas y precauciones en medio de pruebas que indican que los extremistas están llevando a civiles a ciertos inmuebles edificios y que luego engañan a la coalición dirigida por Estados Unidos para que los ataquen.

Alice Hunt Friend, investigadora sénior en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, citó otra preocupación: las operaciones militares "divorciadas de la política exterior general" podrían hacer que los líderes civiles y los militares sean vulnerables a eventos imprevistos.

"Los líderes políticos pueden perder el control de las campañas militares", advirtió.

FUENTE: AP