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El alcalde de Londres se ofrece como blanco de un cañón de agua antidisturbios

El alcalde de Londres, Boris Johnson, decidido a comprar tanquetas con cañones de agua antidisturbios, se ofreció este miércoles como blanco de una para probar que no son un peligro.

En una entrevista en la emisora de radio LBC, el locutor le preguntó si estaría dispuesto a dejarse filmar recibiendo el potente chorro de uno de esos vehículos policiales.

"No estoy seguro si quiero plantarme ante un cañón de agua. No he hecho nada para merecerlo", respondió inicialmente.

Luego, cambió de opinión: "De acuerdo, me acabas de desafiar. Supongo que tendré que hacerlo".

"Me imagino que mis asesores estarán tirándose de los pelos. No importa, hay que hacerlo", sentenció el alcalde.

De este modo, Johnson respondía a los críticos a su proyecto de dotar a la policía de la ciudad de tres tanquetas con cañones de agua.

Los vehículos que quiere Johnson son de segunda mano -actualmente pertenecen a la policía alemana- y cuestan 130.000 libras (218.000 dólares, 161.000 euros).

La polémica tiene un lado político, porque el proyecto de Johnson se interpreta como un desafío a la ministra de Interior, Theresa May, una rival potencial por el liderazgo de los conservadores, que todavía no ha permitido el uso de estos artefactos represores.

Johnson, conservador, es un político inusual, conocido por su franqueza y por exponerse al ridículo más que la mayoría de sus colegas. En la memoria de los londinenses siempre estará la imagen del alcalde colgado de unos arneses ondeando una banderita británica el día que quiso probarse como teleférico humano durante los Juegos Olímpicos y se quedó atascado a medio camino.