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10 días después de Florence Carolina del Sur vive nuevo caos

Hace más de una semana, el pastor Willie Lowrimore y algunos de sus congregantes apilaron costales de arena alrededor de su iglesia en Carolina del Sur para protegerla de la furia del huracán Florence.

Resguardaron las bancas en lugares más altos y observaron con angustia durante días cómo las aguas oscuras y pestilentes del río Waccamaw subían de nivel, aun cuando el huracán había pasado hacía días. Finalmente, antes del amanecer del lunes, el agua comenzó a filtrarse, pasó por arriba de los sacos de arena e inundó la iglesia.

“Voy a ir un día un día a la vez”, declaró Lowrimore sentado en una mecedora mientras la corriente del río arruinaba la iglesia que construyó hace casi 20 años. “Queda en las manos del Señor. Las mías no son lo suficientemente grandes”.

Diez días después de que Florence tocó tierra, la tormenta causó más caos el lunes en Yauhannah y otras partes en Carolina del Sur, donde el nivel de los ríos continuaba subiendo y miles de personas más recibían la indicación prepararse para evacuar.

Las autoridades solicitaron a 8.000 personas en el condado Georgetown, en la costa de Carolina del Sur, que se prepararan para huir de posibles inundaciones. La inundación podría alcanzar un “nivel sin precedente” de 3 metros (10 pies) a partir del martes en partes de los ríos Pee Dee y Waccamaw, dijo la portavoz del condado, Jackie Broach-Akers.

Se prevé que los lugares ribereños en Georgetown tendrán inundaciones por primera vez desde que comenzaron a llevarse registros antes de la Revolución.

“Continuamos recibiendo llamadas de personas que no saben qué está sucediendo”, dijo el director de Manejo de Emergencias de Georgetown, Sam Hodge.

En Carolina del Norte, donde Florence tocó tierra, el gobernador Roy Cooper dijo en conferencia de prensa que “Florence se ha ido, pero la devastación de la tormenta continúa con nosotros”.

Unos 400 caminos en el estado continuaban cerrados debido a la tormenta, que dejó 46 muertos desde que azotó la costa el 14 de septiembre.

No obstante había buenas noticias: la Interestatal 95 fue reabierta al tránsito el domingo en la noche por primera vez desde las inundaciones, y Cooper anunció el lunes que en un tramo de la Interestatal 40 también reabrió.

Unas 5.000 personas estaban aún sin energía, muy por abajo de las 800.000 iniciales. Y unas 2.200 personas continuaban en albergues en comparación con las 20.000 de antes, dijo el gobernador.

FUENTE: AP