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La vida se detuvo en la región birmana de los rohinyás

Los musulmanes rohinyás y los budistas que viven en el Estado de Rakhine tienen tanto miedo los unos de los otros que la vida prácticamente se detuvo en esta región del oeste de Birmania, contó el miércoles un responsable de la Cruz Roja.

Más de 620.000 personas que pertenecen a esta minoría musulmana huyeron hacia el Bangladés vecino, desde el lanzamiento a finales de agosto de una campaña de represión del ejército birmano contra los rebeldes rohinyás en el norte del estado de Rakhine.

La Cruz Roja, actualmente la única organización de ayuda internacional con acceso a esta región, estima que solo quedan 300.000 rohinyás en esta región.

Dominik Stillhart, director de Operaciones en el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), señaló sin embargo que esta cifra debía ser tomada "con mucha precaución", pues no pudo realizarse hasta ahora un censo exacto.

Durante una conferencia de prensa en Ginebra al término de una visita de tres días, Stillhart declaró que la situación en el estado de Rakhine parecía haberse "estabilizado", a pesar de algunos incidentes.

La gente continúa sin embargo huyendo, a un ritmo de unas 300 personas al día, añadió.

Stillhart dijo sentirse sorprendido por la poca gente presente en las carreteras, en los mercados y en los campos.

"La vida se detuvo bruscamente (...) No hay casi nadie fuera", detalló, señalando que los rohinyás pero también los budistas en los pueblos vecinos parecen tener miedo.

La ONU acusó a las autoridades birmanas de librar una limpieza étnica contra los rohinyás. Sin querer comentar esta acusación, Stillhart declaró que había visto personalmente varios pueblos incendiados.

Igualmente relató que la región no estaba muy militarizada y que no había aparentemente ningún control en los desplazamientos de la población.

Parece más bien que son los habitantes mismos los que limitan sus movimientos, precisó.

FUENTE: AFP

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