MADRID Nacionales - 

La ruptura de negociaciones amenaza la ampliación del Canal de Panamá

La ruptura de las negociaciones entre Sacyr y la Autoridad del Canal de Panamá acerca del sobrecoste de la ampliación del canal, amenaza este miércoles una de mayores obras civiles del mundo, mientras el constructor español advierte de años de litigio en los tribunales.

Cien años después de su inauguración, este canal, por el que navega el 5% del comercio marítimo mundial, tiene difícil terminar su tercero juego de esclusas de aquí a 2015 como estaba inicialmente previsto, debido a la lentitud con que avanzan las obras desde hace semanas a la espera de una solución al conflicto.

Una solución que debería haber llegado el martes, fecha límite para las negociaciones entre la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) y el Grupo Unidos por el Canal (GUPC), un consorcio internacional encargado de las obras y liderado por el español Sacyr.

Si embargo, este último comunicó este miércoles la sorpresiva ruptura de las negociaciones, pese a que el lunes, el presidente de la República, Ricardo Martinelli había afirmado que las partes estaban "cerca" de llegar a un acuerdo.

Las acciones de Sacyr en la Bolsa de Madrid, que el martes subían como la espuma ante la expectativa de un acuerdo, caían este miércoles un 7,04% a 3,604 euros a las 9h40 GMT, en un mercado en alza del 0,72%.

La empresa española asegura que el consorcio "sigue buscando una solución de financiamiento para terminar el proyecto y las obras en 2015", pero el tono de su comunicado, en el que atribuye el fracaso de las negociaciones a la ACP es especialmente duro.

"La ruptura de las negociaciones pone la expansión del Canal de Panamá y hasta 10.000 puestos de trabajo en riesgo inminente", afirma Sacyr, que añade que "la atención del mundo entero se centra en Panamá y su capacidad para completar el proyecto del Canal".

"Sin una solución inmediata, Panamá y ACP enfrentarán años de disputas ante los tribunales nacionales e internacionales sobre los pasos que han llevado el proyecto al borde del fracaso", advirtió el grupo español.

Estos "años de litigios y arbitraje en las jurisdicciones de todo el mundo dejará una sombra continua sobre ACP y el Canal de Panamá".

En el corazón del conflicto figura una factura mucho más cara de lo previsto inicialmente. El consorcio reclama 1.600 millones de dólares (1.200 millones de euros) más para cubrir los sobrecostes.

Tal cantidad "es una carga de tal magnitud que ningún contratista o empresa privada puede soportarla por sí misma", asegura GUPC, que integran también la italiana Salini-Impregilo, la belga Jan De Nul y la panameña Constructora Urbana.

El consorcio ya había amenazado a finales de diciembre con suspender los trabajos en tres semanas en caso de que no se pagara esa cantidad, que supone la mitad del contrato inicial fijado en 3.200 millones de dólares. Este sobrecoste se debe, según el GUPC, a "condiciones geológicas imprevistas".

El grupo de empresas propone compartir "la carga del financiamiento hasta la terminación del proyecto a través de un cofinanciamiento 50%-50%" y después "un tribunal internacional de arbitraje decidirá quién se hace responsable de los sobrecostes adicionales y quién debe pagar por ellos".

Es injusto e imposible para ACP y Panamá esperar que las empresas privadas financien por sí mismas 1.600 millones en costos en un proyecto que debería ser financiado en su totalidad por la ACP

La obra, que el grupo asegura haber concluido en un 70%, acumula un retraso de nueve meses, sin contar los reveses de estas últimas semanas. Los constructores citan una estimación de la aseguradora Zurich, que calcula que el retraso para la conclusión del proyecto sería de entre tres y cinco años si no hay acuerdo.

El canal de Panamá, fue inaugurado en 1914 y devuelto por Estados Unidos a Panamá en 1999.

Su ampliación, que pasa por excavar una tercera vía de agua, ensanchar las vías de acceso, elevar el nivel del lago Gatún, la profundización del canal y la construcción de nuevas esclusas en tres niveles, permitirá el paso de buques de más de 12.000 contenedores, tres veces mayor de lo que admite actualmente.