NAVIDAD 2016 - 

Cuando ganar la lotería te cambia la vida... o no tanto

¿Qué pasa a los dos años de ganar la lotería de Navidad? En el madrileño barrio de Almagro a uno le tocaron más de tres millones de euros, a otros algo más de cien mil. Pero la razón se impuso y ninguno perdió el rumbo tras haber ganado el "Gordo", que cada 22 de diciembre reparte suerte en España.

Lo peculiar de aquel 2014 es que el 80% del primer premio se vendió en este céntrico barrio de Madrid, donde la AFP investigó para saber cómo iba la vida de los ganadores dos años después.

Según pudo conocer, buena parte de los afortunados sigue en el mismo trabajo. Los de más edad adelantaron la jubilación, algunos abrieron un nuevo negocio, y un muchacho, adicto a las quinielas de fútbol, lo apostó todo y perdió.

El perfil de los agraciados por el premio conocido como el "Gordo" fue de lo más variopinto: los 32 empleados del museo de Cera (de los cuales un 80% continúa trabajando allí), los del Club Financiero Génova, un exclusivo círculo empresarial, comerciantes, corredores de seguros, monjas...

La más increíble es la historia de Arturo Aguirre, propietario de la papelería Kalko y agraciado aquel día con 320.000 euros, el premio correspondiente a un décimo del número ganador.

"El miércoles firmé el crédito con el banco (para comprar el local), el jueves me regaló un décimo el lotero y el lunes (22 de diciembre de 2014) me tocó el premio. Cuando oigo los cuentos de Navidad me río...", explica Aguirre.

"Esto es como si te operaran de los nervios", añade este padre de dos hijos adolescentes en la trastienda de su papelería, heredada de su padre en una zona estratégica llena de embajadas y estudios de arquitectura.

El artífice de su suerte fue Lino Cuervo, administrador del punto de venta de lotería situado a pocos metros de la papelería, en el 26 de la calle Zurbano.

Él fue el "papá Noel" que vendió aquel año 1.300 décimos del "Gordo", o lo que es lo mismo, 416 millones de euros netos en premios (el total en toda España fueron 2.240 millones).

Para el propio Lino la alegría fue doble, ya que a su familia le tocó el primer premio, y con el jolgorio de la celebración, una de sus hijas se puso de parto y dio a luz al día siguiente.

La decisión de muchos afortunados de continuar en sus puestos no es sorprendente: un estudio de la universidad de Gotemburgo (Suecia) efectuado en 2005 (Gambling Windfall Decisions: Lottery Winners and Employment Behavior) señalaba que el 62% de los ganadores suecos de lotería habían seguido trabajando.

Otro estudio publicado en 2010 por tres investigadores estadounidenses (The Ticket to Easy Street? The Financial Consequences of Winning the Lottery) analizó la evolución de casi 35.000 ganadores de la lotería en Florida entre 1993 y 2002.

El resultado arrojó que entre los agraciados con entre 50.000 y 150.000 dólares, el premio "no hace más que posponer la bancarrota", un fenómeno que se observa con mayor frecuencia pasados tres años.

Javier Gaite, un asesor financiero especializado en la gestión de renta, aconseja por ello ahorrar dinero (para futuros gastos imprevistos), liquidar deudas e "invertir con cabeza".

Muchos ganadores del Gordo de 2014 siguieron esas pautas, entre ellos varios de los 25 empleados del restaurante El Mentidero de la Villa, en la misma calle Zurbano. Empezando por el que entonces era su chef, José Ynglada, premiado con 3,5 millones de euros gracias a que su hija quiso comprar ese número.

"Todavía no lo he tocado (el dinero). Está en un fondo de mis hijas, en el banco", afirma Ynglada, quien trabaja ahora en otro restaurante y tiene muy claro que de los fogones no se va a alejar: "ésta es mi devoción", dice.

El mismo reflejo, aunque con mucho menos dinero (algo más de 100.000 euros) tuvo el ecuatoriano Daniel Drouet, que sigue de camarero en El Mentidero de la Villa.

De momento tiene el premio en un fondo en dólares de un banco internacional, a la espera de saber si quiere abrir un negocio más adelante. "No quiero tener prisa, quiero pensarlo y ver", señala.

Quien sí dejó los fogones fue el que por entonces ejercía de jefe de cocina del Mentidero, Daniel Domingo.

Su idea fue sorprendente: comprar una administración de lotería junto con su mujer Greys Vicente y otro compañero del restaurante, que sigue allí de aparcacoches, gracias al premio reunido por los tres, 360.000 euros.

Negocio propio, más tiempo disponible, una hipoteca más pequeña: "esto te cambia la vida para bien", asegura Greys Vicente, cubana de Camagüey, mientras le responde por teléfono a un cliente que el número 11.111 está agotado.

La suerte cayó en el mejor momento para Domingo. Y es que desde que fuera padre hace cuatro años, se estaba planteando dejar la hostelería para poder pasar más tiempo en familia. "Buscábamos la calidad de vida y la hemos encontrado".

Varios de los agraciados contactados por la AFP, en cambio, se negaron a dar detalles. Un prurito de discreción que según Lino Cuervo tiene mucho de cultural: "yo lo atribuyo al espíritu de la educación judeocristiana, a eso de que hemos venido a este mundo a sufrir mucho, y que no hay que demostrar que eres feliz".

FUENTE: AFP