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Encontré la paz

No les ha pasado que sienten que la vida está siendo tan bondadosa con uno que tienen miedo de ca… meter la pata con cualquier cosita.

Pues así me siento yo en este momento. Como que el destino me está poniendo cara a cara con la mujer de mi vida, y estoy tan pero tan bien con ella, que temo dañarla con una de mis tonterías.

Pero dejemos la reflexión para más adelante, primero les voy a contar cómo conocí a Isabel, quien a partir de ahora ustedes conocerán como “la puritana”.

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La primera vez que nos vimos fue un poco vergonzoso. Yo estaba jodiendo a Pao en la farmacia con un condón y me pasó igualito a cuando el Chavo se quedaba callado en el salón. Yo quedé hablando en alto, con un condón en la mano y esta belleza mirándome con cara de pena.

Y sí, así fue como conocí a la que posiblemente era la mujer de mi vida, midiéndome condones como el adolescente más estúpido de todos. Afortunadamente Paola la conocía y me rescato de la pena más grande de mi vida.

Así que comencé una campaña para que Paola me diera su número. Esa era la mujer que yo necesitaba en mi vida. Tiene una apariencia angelical, casta, pura y virginal. (Paola sospecha que es virgen de verdad).

Tanto insistí que logré que Paola me diera ese número y como todo conquistador regresé al ruedo.

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Y comenzamos a salir. Me di cuenta que ella era diferente. Ella me daba paz, me daba serenidad, yo sentía que con ella era una persona realmente estable. Era perfecta para mí.

Me gusta que sea una muchacha tranquila. Que no fuera una loca como Vanessa haciendo lo que le da la gana por allí.

Pero Hugo, por su parte, me bajó a la tierra. Y tenía razón…ese no era yo. No soy la clase de tipo que se anda buscando una mujer así, pero tal vez porque no había llegado a mi vida ¿No creen?

Entonces mi amigo me puso en contexto del verdadero peligro. Isabel era amiga de Paola, y de toda su familia, y cualquier cosa que pasara la iba a pagar caro. Yo sólo recé para que esa sentencia no se hiciera realidad.

Al margen de eso todo estaba saliendo bien con Isabel. Todo. Teníamos una relación pura, y cuando comenzaba a despertarse el gusanito, comenzaba pensar en cualquier cosa para que se calmara. Yo también necesitaba ser puro, ser casto, así como Isabel.

Vamos a ver cómo nos va, ojalá y me aguante todas las ganas que tengo de…ojalá y no salga con una victorsada.

Saludos, Víctor

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