WASHINGTON ( AP ). El primate conocido como "Hombre cascanueces" en realidad no las comía.
Después de medio siglo de referirse a un homínido con ese nombre debido a sus dientes grandes y mandíbula poderosa, ahora los científicos concluyen en un estudio que en realidad se alimentaba con hierbas.
La investigación " nos recuerda que en la paleontología, las cosas no siempre son lo que parecen ", comentó el director de antropología en la Universidad de Arkansas, Peter S. Ungar.
El estudio, realizado por Thure E. Cerling de la Universidad de Utah y otros de sus colegas, será publicado en la edición del martes de la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias.
El grupo de Cerling analizó el carbono en el esmalte de 24 dientes de 22 individuos que vivieron en el oriente de Africa entre 1,4 millones y 1,9 millones de años atrás. Un tipo de carbono es generado a partir de hojas de árbol, nueces y frutas, y otro es producido por hierbas y juncos.
Resulta que el homínido conocido científicamente como Paranthropus boisei no comía nueces, sino que ingería más hierbas que cualquier otro ancestro o pariente de los humanos que haya sido estudiado hasta ahora. Unicamente una especie ya extinta de babuinos comía más, indicaron.
" De ninguna manera eso era lo que esperábamos ", admitió Cerling en declaraciones telefónicas. Los científicos tendrán que reconsiderar la manera en que los primates parientes de los humanos utilizaban los recursos de su entorno, señaló.
El coautor Matt Sponheimer, de la Universidad de Colorado, coincidió: " Francamente, no esperábamos encontrar al primate equivalente a una vaca pendiendo de una remota rama de nuestro árbol genealógico ".
Un cráneo del Paranthropus fue descubierto en 1959 por Mary y Louis Leakey en el cañón de Olduvai en Tanzania. Su nuera, Maeve Leakey, participó en el estudio.
Cerling explicó que una parte importante del trabajo anterior sobre el "Hombre cascanueces" estuvo basado en el tamaño, forma y desgaste de los dientes. Su grupo examinó fragmentos de diente retirado con un taladro, y el resultado fue totalmente diferente, dijo.
" Esto justifica que otras conclusiones sobre otras especies también tendrán que ser revisadas ", consideró Cerling.
El estudio fue financiado por la Fundación Nacional de Ciencias y la Universidad de Colorado.