La Comisión Europea pondrá a prueba esta semana un nuevo sistema de control económico para asegurarse que los países miembros respetan los criterios de estabilidad e impulsan medidas de corrección, y espera responsabilizar a París y a Berlín para obrar a favor de un crecimiento sólido en la zona euro.
Las dos primeras economías de la zona euro "tiene las llaves de un crecimiento reforzado" en la región, recordó la semana pasada el comisario europeo a cargo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, al presentar las últimas previsiones económicas de la Comisión.
Alemania y Francia "harían un gran servicio a la zona euro si siguen las recomendaciones hechas por la Comisión" en la primavera (boreal), insistió, poniendo a los dos países en el mismo paquete.
Un hecho raro ya que las dos economías son muy diferentes: mientras que Alemania es el buen alumno de la zona euro, Francia es la oveja negra del grupo, con un crecimiento frágil y dificultades para llevar el déficit público a los niveles estipulados por los criterios europeos.
En vez de señalar esas divergencias, Rehn prefirió insistir en la "complementariedad" de las dos economías.
Este cambio de tono debería traducirse en los hechos. Por primera vez, la Comisión se prepara para recordar las reglas a Alemania desde el punto de vista económico, en el marco de un procedimiento que examina los desequilibrios macroeconómicos de los países de la UE.
En la mira están los excedentes comerciales de Alemania, superiores a 6% del PIB desde 2007.
"Lo vamos a decidir el miércoles, en principio lo haremos", dijo el lunes por la noche el presidente de la Comisión europea, José Manuel Durao Barroso.
Berlín es regularmente criticado por su dependencia hacia las exportaciones y la debilidad de su demanda interior. Al igual que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los países europeos, Estados Unidos fustigó recientemente la política económica alemana, fuente de "desequilibrios".
En su blog, Rehn abogó el lunes a favor de que Berlín "abra las clavijas que contienen la demanda interna" para lograr "tanto para Alemania como para la zona euro" un juego en el que todos ganen.
La Comisión debería comenzar el miércoles el análisis en "profundidad" de los desequilibrios alemanes, como ya lo hizo para una decena de países, entre ellos Francia y España. Este procedimiento puede desembocar más adelante en sanciones, pero eso nunca sucedió.
Aunque informal, este análisis puede ser mal percibido en Alemania, país más bien acostumbrado a señalar los errores de los otros y que se encuentra en medio de las negociaciones para formar una coalición gubernamental entre demócratacristianos, de la canciller Angela Merkel, y socialdemócratas.
Francia también recibiría críticas, a pesar de que Barroso estimara el lunes por la noche que el proyecto de presupuesto 2014 es "globalmente satisfactorio".
Por primera vez este año la Comisión debe pronunciarse sobre el presupuesto 2014 de todos los países de la zona euro y analizar los esfuerzos hechos por los Estados que obtuvieron un nuevo plazo para reducir su déficit, como Francia o España. En esta ocasión puede pedir a los parlamentos nacionales que reestudien el proyecto de presupuesto, una perspectiva bastante "explosiva".
En la primavera el gobierno francés obtuvo un nuevo plazo de dos años, hasta 2015, para llevar su déficit público por debajo del 3%, estipulado para la zona euro. Para España el plazo fue extendido hasta 2016.
A cambio, estos países debían impulsar reformas estructurales, recuperar competitividad, reducir el desempleo y lograr que el crecimiento fuera vigoroso.
El viernes la Comisión divulgará su visión sobre los presupuestos de los países de la zona euro. Este jueves responsables europeos señalaron que se trataba sólo de una "opinión" sobre los presupuestos nacionales, si cumplen los criterios de déficit y de nivel de deuda (como máximo 60% del PIB) o si las acciones impulsadas pueden llevar hacia ese objetivo.
La Comisión espera que estas "opiniones" sean "consideradas" por los parlamentos nacionales.
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