"Todo bien". Sin bajarse del vehículo y zanjando rápidamente la conversación para poder llegar a casa cuanto antes, la presentadora Ana Obregón ha querido tranquilizar así a los reporteros congregados en las inmediaciones de la clínica Ruber Internacional de Madrid, el centro médico en el que su hijo Aless Lecquio tuvo que ser ingresado dos veces en el transcurso de una semana por las complicaciones derivadas de una gastroenteritis.
Su segunda entrada en el hospital se produjo solo unos días después de recibir el alta y, aunque no han trascendido las causas concretas que motivaron su regreso, los afamados padres del empresario han evitado sobredimensionar lo ocurrido al hacer referencia a la debilidad del sistema inmunológico que, comprensiblemente, lleva aparejada una batalla de largo recorrido como la que el joven mantiene contra la leucemia.
"No hay mucho que decir. El cáncer es una enfermedad larga y dura. Él está esperanzado y nosotros también", ha asegurado el propio Alessandro Lecquio antes de regresar a su domicilio junto a su retoño y la madre de este, con quien a día de hoy mantiene una relación mucho más cordial y colaborativa que en los años inmediatamente posteriores a su separación en la década de los noventa.
Fiel a la naturalidad y transparencia con la que se ha venido dirigiendo a los periodistas en tiempos recientes, Ana Obregón se encargó personalmente de revelar, la semana pasada, que los recientes problemas de salud vividos por Aless se debían a una infección vírica que ella misma le había contagiado. "Ha sido solo una gastroenteritis, que además se la he contagiado yo", explicaba la también bióloga el pasado 18 de febrero.