MONTEVIDEO (AP). Para ir condimentando la segunda y decisiva final entre Peñarol y Santos por el título de la copa Libertadores, la entidad uruguaya denunció ante la Conmebol al técnico santista Muricy Ramalho por presuntas presiones al árbitro paraguayo Carlos Amarilla.
Peñarol-Santos, que empataron 0-0 en Montevideo hace dos días, jugarán el miércoles el decisivo encuentro para definir el nuevo campeón.
Firmada por su presidente Juan Pedro Damiani y el secretario general Gervasio Gedanke, la misiva enviada a la Conmebol por los directivos "aurinegros" denuncia "a esa Confederación la actitud del Sr. Muricy Ramalho, que en una actitud calificada de insólita y sin precedentes, por los comentaristas de la Cadena Fox Sport, se dirigía al árbitro, mientras era filmado por la televisión brasileña, reclamándole por su actitud ante el jugador Neymar. Exigía con voz airada saber si se le iba a expulsar, luego de haber sufrido una tarjeta amarilla por una notoria simulación, que se repitió varias veces durante todo el partido. Alegaba incluso que se estaba pretendiendo impedir que, por una suspensión, el referido jugador no pudiera participar del segundo partido final".
La denuncia corresponde a lo que se observó por la televisión el miércoles, cuando Ramalho le exigía a viva voz a Amarilla que le dijera si lo iba a expulsar.
Neymar, que tuvo algunas actitudes extrafutbolísticas, como simular haber sido golpeado, dijo brevemente a la TV que Amarilla amenazaba expulsarlo.
La reacción de Peñarol incluye la acusación de que la actitud de Ramalho, "realmente insólita; estaba notoriamente dirigida a presionar al juez, pero también a generar en el público brasileño la sensación de estar ante la inminencia de una sanción injusta".
"El hecho se hace particularmente grave en la perspectiva del partido que debemos disputar Peñarol y Santos el próximo miércoles en el Estadio de Pacaembú, que _como es notorio_ no posee una capacidad importante, al punto que Peñarol recibió la posibilidad de vender 2.000 entradas".
Agrega: "Es un estadio riesgoso, calificado así por la propia policía brasileña y con antecedentes de violencia muy negativos. En ese contexto la actitud del Sr. Ramalho merecería una seria sanción y la adopción de medidas preventivas que impidan actos dirigidos a incitar al público a desbordes que pueden llegar a ser fatales".