Eleanor McCullen llevaba en las manos un gorrito tejido rosa y azul para bebé mientras patrulla un semicírculo amarillo pintado en la acera frene a una clínica de Planned Parenthood una fría mañana de diciembre.
La línea está marcada a 11 metros (35 pies) de la entrada de la clínica y ahí es donde McCullen, de 77 años, y otras personas que se oponen al aborto y sus partidarios deben permanecer según una ley de Massachusetts que se ha impugnado ante la Corte Suprema por considerarla una infracción inconstitucional del derecho a la libre expresión. Los argumentos deben comenzar el lunes en el alto tribunal.
Fuera de la línea, McCullen y otros pueden acercarse a cualquier persona con el mensaje que deseen expresar. Pero si se acercan a la puerta corren el riesgo de que los arresten.
Con su comportamiento agradable de abuela, McCullen se ha convertido en el nuevo rostro de la batalla de varias décadas entre los que se oponen al aborto y hacen valer su derecho de cambiar la manera de personas de las mujeres que desean abortar y los proveedores del procedimiento que alegan que las mujeres deben poder entrar a sus instalaciones sin impedimento o acoso alguno.
En 2000 la Corte Suprema confirmó una zona de alejamiento en Colorado en una decisión que algunos defensores del derecho al aborto, que también apoyan el derecho al aborto, criticaron con fuerza. El conocido abogado Floyd Abrams, especializado en el derecho a la libre expresión, calificó recientemente la decisión en el caso Hill vs. Colorado "lo que bien pudiera ser el fallo más indefendible en materia de la Primera Enmienda en lo que va de este siglo".
Los tres magistrados disidentes en ese caso —Anthony Kennedy, Antonin Scalia y Clarence Thomas— siguen en el alto tribunal, a quienes se han unido el magistrado presidente John Roberts y los magistrados Samuel Alito, quienes quizás estén dispuestos a ofrecer dos votos más en apoyo a los manifestantes.
McCullen y otros que se oponen al aborto presentaron la demanda por los límites a sus actividades en las clínicas de Planned Parenthood en Boston, Springfield y Worcester. En estos últimos dos lugares, los manifestantes dicen que tienen pocas oportunidades de llegar a las pacientes que llegan en carro a las clínicas de aborto porque deben permanecer a 11 metros de distancia de la entrada del estacionamiento de los edificios.