Los alemanes, otrora ardientes entusiastas de los autos, no están comprando tantos vehículos como antes. En lugar de eso, los están compartiendo.
El país se ha convertido en el mayor usuario mundial de planes para compartir auto en un solo trayecto, en los que las personas pueden hallar un vehículo usando sus teléfonos multiuso, conducirlo de un lado a otro a la ciudad y dejarlo allí sin tener que devolverlo a una sede central.
La poderosa industria automotriz ignoró la tendencia en un primer momento, pero ahora la acoge. Algunas compañías están apostando decididamente por el coche compartido, no sólo para trayectos cortos dentro de las ciudades, sino también para viajes más largos entre ellas.
Ello se desprende de un cambio cultural en el país que inventó el automóvil, donde los coches en otros tiempos eran descritos comúnmente como el "hijo favorito" de los alemanes. El excelente transporte público, los altos precios del combustible y un fuerte movimiento ecologista se traducen en que para muchos alemanes el auto se ha convertido en un accesorio prescindible, o en el mejor de los casos, una costosa carga.
Los registros de nuevos vehículos cayeron por debajo de tres millones el año pasado, para seguir con una tendencia a la baja de dos décadas. Entretanto, el promedio de edad de los compradores subió por encima de 52 años por primera vez, en comparación con un promedio de edad de 46 a mediados de la década de 1990.
"Los jóvenes compradores se están extinguiendo", dijo Ferdinand Dudenhoeffer, quien dirige el Centro de Investigación Automotriz de la Universidad de Duisburg-Essen.
Como resultado, la industria automotriz ha acogido el auto compartido como un medio para llegar a una generación más joven a la que la idea de poseer un vehículo le parece tan anticuada como la colección de acetatos de sus padres.
"Yo quiero pagar por las cosas cuando las uso", dijo Martin Blankenstein, un consultor de gestión de 35 años de edad que utiliza varias compañías para compartir autos.
Durante décadas, este tipo de servicios tenían como base una estación. Los vehículos sólo se podían recoger en ciertos lugares y había que devolverlos en el mismo sitio. Pero hace seis años los modelos para compartir auto dieron un giro con el lanzamiento de las primeras ofertas para un solo trayecto.
Estos servicios flexibles se han extendido a las principales ciudades de Europa y Norteamérica gracias al crecimiento de los teléfonos multiuso, y realmente han despegado en Alemania, donde se reservaron más de la mitad de todos los viajes el año pasado.
Con una aplicación de celular, los clientes pueden encontrar un auto cercano, reservarlo con poca antelación, conducir de un extremo a otro de la ciudad y dejarlo allí sin tener que devolverlo al punto de partida.
La facturación es por minuto. Veinte minutos de uso por lo general cuestan entre 4 y 6 euros (de 5,50 a 8,20 dólares), y ese precio incluye los cotos de combustible, seguros y estacionamiento. El precio para todo un día va desde 39 hasta 59 euros en los servicios más flexibles.
Lo que podría parecer una costosa extravagancia para los dueños de vehículos puede resultar atractiva para las personas que rara vez utilizan un auto. Sus defensores dicen que el costo tiende a ser la mitad de lo que cuesta un taxi para el mismo trayecto.
El martes, Daimler lanzó una nueva opción de su servicio de alquiler a corto plazo Car2Go que permite a los clientes tomar uno de sus vehículos Mercedes-Benz de clase B y llevarlo de Berlín a Hamburgo, o viceversa, y dejarlo allí. Hasta ahora, Car2Go sólo ofrecía automóviles Smart de dos puestos a sus 600.000 clientes para desplazarse en 25 ciudades de Europa y Norteamérica.
Daimler le sigue los pasos a DriveNow, una empresa conjunta entre su rival BMW y la firma de alquiler de coches Sixt, que comenzó a ofrecer un servicio similar entre Colonia y Düsseldorf el año pasado.
"Estamos respondiendo a las peticiones de nuestros clientes, que dicen que de vez en cuando necesitan un coche más grande que puedan sacar de los límites de la ciudad", dijo Marcus Spickermann, jefe de Daimler Mobility Services GmbH, que opera Car2Go.
El éxito del uso compartido de autos en Berlín, una ciudad que impone tendencias, ha atraído a fabricantes extranjeros como Citroen. El fabricante de automóviles francés lanzó su servicio para compartir autos eléctricos en la capital alemana.
A nivel mundial, más de 8,5 millones de desplazamientos de un solo trayecto se reservaron el año pasado. Más de 4,5 millones fueron en Alemania, y 2,2 millones —más de un cuarto del total mundial— en Berlín, según Benno Bock de InnoZ, un centro de investigación sobre medios de transporte.
La apuesta de los fabricantes de automóviles es arriesgada. Algunos expertos creen que podría ser contraproducente al demostrar lo fácil que es vivir sin poseer un vehículo, ni los costos de los seguros, las reparaciones y los dolores de cabeza de estacionamiento que vienen con él.
Los fabricantes quizá no tienen otra opción que seguir la tendencia. Al menos por ahora.
"Muchos de ellos no saben en qué dirección apunta el mercado, pero no quieren estar en el camino equivocado cuando se produzca el cambio", dijo Kurt Moeser, un historiador especializado en transporte del Instituto de Tecnología de Karlsruhe.
FUENTE: AP