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Nuevos entierros de víctimas de Srebrenica

Hajrija Selimovic ha esperado 19 años para volver a reunir a su familia.

Su esposo y sus dos hijos volverán a reunirse el viernes en un cementerio para las víctimas de la masacre de Srebrenica. En el futuro, ella siempre podrá encontrarlos, y apoyar la cabeza contra sus frías lápidas blancas cuando llora.

Samir tenía 23 años, y Nermin sólo 19 cuando un pelotón de ejecución serbio les disparó.

Los tres formaban parte de los 8.000 hombres y chicos musulmanes ejecutados cuando tropas serbias tomaron la localidad bosnia de Srebrenica el 11 de julio de 1995, en la peor masacre registrada en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Con el paso de los años se siguen encontrando víctimas de Srebrenica en fosas comunes. Cada 11 de julio, se entierra más ataúdes en un centro de recuerdo cerca de la localidad.

Este año, los dos hijos de Selimovic estarán entre las 175 víctimas recién identificadas para ser sepultadas junto a las 6.066 ya enterradas. El año pasado, Selimovic enterró allí a su esposo Hasan, que fue encontrado en 2001.

"No quería enterrarle porque sólo encontraron su cabeza y unos pocos huesos", dijo, explicando por qué había esperado tantos años.

"Esperé, pensando que encontrarían el resto y entonces todo podría enterrarse a la vez (...) pero no había nada más, y enterramos lo que teníamos", dijo.

La localidad de Srebrenica, al este del país, era una zona protegida por Naciones Unidas y asediada por tropas serbias durante la guerra bosnia (1992-95). Pero las tropas de la ONU no ofrecieron resistencia cuando los serbios tomaron la localidad de mayoría musulmana, reuniendo a los musulmanes y matando a los hombres. Un tribunal internacional declaró más tarde los asesinatos como genocidio.

Tras la masacre, la entonces secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, mostró fotos de satélite de fosas comunes en Bosnia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, indicando que Washington sabía dónde estaban las tumbas masivas.

Entonces, tropas serbias acudieron a esos lugares con excavadoras y trasladaron a las víctimas. Al levantar los cadáveres, las máquinas destrozaron los cuerpos y ahora puede haber fragmentos de una misma persona en diferentes lugares.

"Los autores esperaban que esta gente fuera eliminada y nunca volviera a encontrarse", dijo Kathryne Bomberger, responsable de la Comisión Internacional de Personas Desaparecidas, un proyecto de identificación con ADN con sede en Bosnia.

Así, miles de madres y viudas traumatizadas se enfrentan a otro trauma, la decisión de enterrar sólo un fragmento o esperar hasta que se encuentran más huesos.

"Estimamos que habrá unas 1.000 personas desaparecidas (...) además de que hay probablemente miles de fragmentos de cuerpos", señaló Bomberger. "Este es un proceso extremadamente complejo que ha llevado mucho tiempo, simplemente por los esfuerzos de los autores por esconder los cuerpos".

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