Un tribunal federal sentenció el martes a José Padilla —un ex miembro de la pandilla Latin Kings de Chicago y ciudadano estadounidense que estuvo detenido durante años como combatiente enemigo— a 21 años de cárcel porque un tribunal de apelaciones determinó que su sentencia anterior a 17 años había sido demasiado indulgente.
El jurado halló a Padilla culpable en 2007 de apoyar a al-Qaida y de asociación ilícita para cometer actos de terrorismo, figura que conllevaba la posibilidad de cadena perpetua. Un tribunal federal de apelaciones determinó en 2011 que la condena era indulgente, dada la extensa trayectoria delictiva de Padilla y al hecho de que había recibido entrenamiento en un campamento de al-Qaida en Afganistán.
Padilla, de 43 años, fue arrestado en 2002 en el Aeropuerto Internacional O'Hare de Chicago durante los meses tensos que siguieron a los ataques del 11 de septiembre de 2001. En ese momento, las autoridades lo acusaron de participar de una misión de al-Qaida para colocar un artefacto explosivo radiactivo en una gran ciudad estadounidense. Luego se supo que la "misión" era apenas un esbozo de idea. Se desestimaron esas denuncias, pero se sumó a Padilla a una causa abierta por terrorismo en Florida.
Padilla permaneció preso durante tres años y medio sin cargos como "combatiente enemigo". La acusación original de que planeaba detonar un artefacto radiactivo en territorio estadounidense fue desestimada.
Contra las objeciones del Departamento de Justicia, la jueza Marcia Cooke originalmente dio a Padilla crédito por los más de tres años que había pasado preso en una base de la armada en Carolina del Sur. La nueva sentencia básicamente retira el crédito por esos años. La magistrada rechazó el pedido de la fiscalía de una pena de 30 años.
Cooke, designada por el presidente George W. Bush, cuyo gobierno aprobó el tratamiento de Padilla, dijo que le preocupaba que este hubiese estado detenido durante tanto tiempo sin cargos penales, casi sin acceso a un abogado y en condiciones que pocos estadounidenses habían experimentado en este país.
"Entonces, como ahora, estaba consternada por la severidad del anterior confinamiento del señor Padilla", comentó la jueza.
El abogado defensor, Michael Caruso, dijo que los años de aislamiento e interrogatorio habían dejado a Padilla "sumido en un pozo de desesperación". Durante la audiencia del martes, Padilla se sentó perfectamente rígido con la cabeza inclinada y no quiso hablar cuando la jueza se lo ofreció.
La madre del condenado, Estella Lebrón, dijo que el caso contra Padilla había sido "un invento desde el principio".
"Ni a un animal tratan en Estados Unidos o en cualquier otro sitio como trataron a mi hijo", afirmó.
La Corte Federal de Apelaciones del undécimo circuito determinó que Cooke se había equivocado al reconocerle a Padilla los tres años que pasó encerrado como combatiente enemigo y que no había tenido en cuenta su "nivel acentuado de peligrosidad" debido a su entrenamiento con al-Qaida.
Además, la corte superior dijo que Padilla —ciudadano estadounidense y musulmán converso— merecía una pena mayor debido a sus numerosos antecedentes delictivos.
"Es mucho más sofisticado que un individuo condenado por un delito callejero común", sostuvo la corte de apelaciones.
FUENTE: AP