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Cerca de un millón de niños sufren malnutrición grave por sequía en África

Cerca de un millón de niños en África del Este y austral sufren malnutrición aguda severa por culpa de la sequía que golpea el continente y que probablemente empeorará con el fenómeno climático de El Niño, advirtió Unicef.

"El fenómeno El Niño va a reducirse pero el impacto en los niños se resentirá durante años", estima Leila Gharagozloo-Pakkala, la directora regional de Unicef para África del Este y austral.

"Es una situación sin precedentes y la supervivencia de los niños depende de las acciones que se hagan ahora", agrega.

La malnutrición aguda severa se caracteriza por una pérdida de peso muy importante y es responsable de la mayoría de muertes de niños de menos de cinco años en el mundo, según Unicef.

Desde hace dos años, el volumen de precipitaciones es muy inferior a la media en estas regiones de África y las cosechas son escasas.

Como consecuencia, los precios de los productos de base aumentan y los habitantes ven reducida su alimentación. Los niños están más expuestos a la hambruna y a las enfermedades, según la Unicef.

Lesoto, Zimbabue y varias provincias sudafricanas ya se encuentran en estado de catástrofe natural.

La ONU estima que 14 millones de personas podrían carecer de alimento en 2016 en África austral por culpa de las escasas cosechas del año anterior, junto con a esta sequía extrema. En Malaui, por ejemplo, 2,8 millones de personas están amenazadas por el hambre.

En África del Este, Etiopía está particularmente azotada por la tragedia con 18 millones de personas que necesitarán ayuda alimentaria antes de final de año, según Unicef. Para esta organización, el país necesita 87 millones de dólares en dones.

Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), las comunidades afectadas por el fenómeno de El Niño necesitarán dos años para recuperarse de esta grave sequía.

El fenómeno El Niño, corriente ecuatorial caliente del Pacífico, reaparece cada cinco o siete años y conoce este año una fuerte intensidad. Ha causado a la vez graves sequías en ciertas zonas y inundaciones en otras.

La estación de lluvias, correspondiente al verano austral, se acaba tradicionalmente en abril para dar paso a cinco meses de estación seca, lo que podría empeorar la situación de aquí a finales de 2016.