La policía y otras fuerzas de seguridad iraníes emplearon munición real y gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes que protestaban contra las autoridades por negar en un principio que habían derribado un avión ucraniano de pasajeros, según parecían mostrar videos difundidos el lunes en internet.
No había reportes inmediatos en los medios estatales iraníes sobre el incidente cerca de la plaza de Azadi, o Libertad, en Teherán. Los choques se habrían producido tras una convocatoria de protestas el domingo por la noche.
Videos enviados al centro y más tarde verificados por The Associated Press mostraban una multitud de manifestantes huyendo del lugar mientras caían latas de gas lacrimógeno entre la gente. Se veía a los asistentes toser y escupir mientras intentaban huir del humo, y una mujer exclamó en farsi “¡Lanzaron gas lacrimógeno a la gente! Plaza de Azadi. ¡Muerte al dictador!”.
En otro video se veía a varias personas cargando a una mujer y dejando un rastro de sangre en el suelo. Las personas que rodeaban a la mujer gritaban que había recibido un disparo con munición real en la pierna.
“¡Oh, Dios mío, no deja de sangrar!”, gritaba una persona, mientras otra exclamaba “¡Vendadla!”.
Fotos y videos tomados tras el incidente mostraban charcos de sangre en la vereda.
El jefe de la policía de Teherán, el general Hossein Rahimi, negó más tarde que sus agentes hubieran disparado.
“La policía trató a la gente que se había congregado con paciencia y tolerancia”, dijo Rahimi, según declaraciones citadas por medios iraníes. “La policía no disparó en las congregaciones porque la amplitud de mente y la moderación ha sido la actitud de las fuerzas policiales de la capital”.
Sin embargo, los agentes uniformados de policía eran solo una parte de las fuerzas de seguridad desplegadas en gran número para las manifestaciones.
Policías antimotines con casos y uniformes negros se congregaron el domingo en la plaza de Vali-e Asr, la Universidad de Teherán y otros lugares emblemáticos. Miembros de la Guardia Revolucionaria patrullaban en motocicletas y agentes vestidos de civil recorrían la ciudad. La gente miraba al suelo al pasar deprisa junto a la policía, tratando de no llamar la atención.
La Guardia Revolucionaria ya había sido acusada de disparar contra manifestantes en las protestas contra el aumento del precio de la gasolina decretado por el gobierno en noviembre. Unas 300 personas murieron en los altercados, según reportes.
Las 176 personas que iban en el vuelo de Ukraine International Airline, en su mayoría iraníes y canadienses-iraníes, murieron al estrellarse el avión. Tras culpar en un principio a un fallo técnico e insistir que no era culpa de las fuerzas armadas, las autoridades admitieron finalmente el sábado que habían derribado la aeronave por error, ante pruebas y acusaciones de gobiernos occidentales.
El avión fue derribado mientras Irán se preparaba para posibles represalias tras lanzar misiles balísticos a dos bases en Irak que acogían a tropas estadounidenses. El ataque con misiles, que no causó víctimas, era una respuesta a la muerte del general Qassem Soleimani, el comandante más importante de Irán, en un ataque aéreo perpetrado por los estadounidenses en Bagdad. No hubo acciones en represalia.
Los iraníes han expresado su indignación por el derribo del avión y las explicaciones engañosas de las autoridades ofrecidas tras la tragedia. También han expresado su dolor por los fallecidos, entre los que había muchos jóvenes con futuros prometedores que estudiaban en el extranjero.
En otras protestas el sábado, estudiantes en Teherán corearon: “¡Nos mienten con que nuestro enemigo es Estados Unidos! ¡Nuestro enemigo está aquí mismo!”.
Javad Kashi, profesor de política en la Universidad Allameh de Teherán, escribió en internet que debería permitirse a la gente expresar su indignación en protestas públicas.
“Sometida por la presión de la humillación y de verse ignorada, la gente tomó las calles llena de ira”, escribió. “Déjenles gritar tanto como quieran”.
También ha habido expresiones de dolor entre la comunidad cultural iraní.
Algunos artistas iraníes, incluidos el famoso director Masoud Kimiai, se retiraron de un festival de cine internacional que se celebra próximamente. Dos presentadores de la televisora estatal renunciaron en protesta por los reportes falsos sobre la causa del siniestro.
Taraneh Alidoosti, una de las actrices más famosas del país, compartió en Instagram la imagen de un cuadrado negro con el texto: “No somos ciudadanos. Somos rehenes. Millones de rehenes”.