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López Obrador parte a Washington repleto de expectativas e incógnitas

Martí Quintana ,México, 7 jul (EFE).- Tras dar negativo al coronavirus, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, partió este martes en un avión comercial hacia Washington para reunirse con Donald Trump y celebrar la entrada en vigor del T-MEC, en un viaje repleto de dudas sobre los resultados políticos. ,A través de la pista de aterrizaje, el mandatario mexicano llegó a la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) para abordar un avión de Delta Air Lines

Tras dar negativo al coronavirus, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, partió este martes en un avión comercial hacia Washington para reunirse con Donald Trump y celebrar la entrada en vigor del T-MEC, en un viaje repleto de dudas sobre los resultados políticos.

A través de la pista de aterrizaje, el mandatario mexicano llegó a la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) para abordar un avión de Delta Air Lines rumbo a Atlanta (EE.UU.), donde hará escala.

Decenas de medios de comunicación habían seguido desde primera hora de la mañana sus movimientos ante el silencio del Ejecutivo sobre qué vuelo iba a abordar.

En una muestra más de la austeridad de la que hace gala diariamente se trasladó en un vehículo familiar en el asiento del copiloto y seguido de varias cámaras de televisión en un recorrido que cualquier servicio de seguridad desaconsejaría por los riesgos.

Sobre las 13.35 hora local (18.35 GMT) despegó el vuelo comercial con el mandatario mexicano -que tiene a la venta el avión presidencial- y parte de su comitiva, en un hecho considerado insólito. Además, llevaba por primera vez en público cubrebocas.

El mandatario deberá llegar a Washington en la noche, con poco margen para recobrar fuerzas para la agenda del miércoles.

Mañana, el mandatario, junto a una comitiva encabezada por el canciller, Marcelo Ebrad, y la ministra de Economía, Graciela Márquez, depositará sendas ofrendas florales en el monumento del histórico presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln y ante el del mexicano Benito Juárez.

Por la tarde del miércoles, López Obrador se trasladará a la Casa Blanca para un encuentro privado con su homólogo estadounidense y una segunda reunión entre ambos mandatarios con sus respectivas comitivas.

La agenda de trabajo concluirá con una cena que ofrece Trump a López Obrador y a su séquito, que incluye un grupo de empresarios de ambos países.

Según medios locales, del lado mexicano acudirán Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, y Carlos Hank, presidente del Consejo de Administración del Grupo Financiero Banorte, entre otros.

El mandatario, tras pisar poco más de 24 horas territorio extranjero, volverá a México el jueves "a temprana hora".

MÁS ALLÁ DEL T-MEC

El primer viaje al extranjero desde que asumió la Presidencia el 1 de diciembre de 2018 no está exento de polémica porque una parte de la opinión pública considera que con la visita se rinde pleitesía a Trump, famoso por sus exabruptos e insultos a México y su marcado discurso antiinmigración.

Antes de ser presidente, López Obrador llegó a criticar abiertamente al jefe de la Casa Blanca e incluso escribió el libro "Oye, Trump", con sus propuestas para defender a los migrantes mexicanos, más de 11 millones en Estados Unidos, para un total de más de 35 millones de personas de origen mexicano.

Pero desde su llegada al poder su tono ha sido mucho más conciliador. "No vamos en un plan de confrontación", remarcó este martes en la conferencia desde el Palacio Nacional, en la que habló en varias ocasiones de las "buenas relaciones" entre los dos países.

Y cuando se le preguntó sobre su opinión acerca del muro que Trump anhela levantar a lo largo de los más de 3.000 kilómetros de frontera común, respondió sin despejar dudas: "No nos adelantemos. (...) Yo también soy dueño de mi silencio".

Aunque admitió que se abordarán otros temas, el motivo oficial de la visita es la entrada en vigor el pasado 1 de julio del T-MEC, de vital importancia para México, que destina el 80 % de sus exportaciones al país vecino, 371.000 millones de dólares anuales.

"Siempre es importante el que haya cooperación para el desarrollo, pero ahora en una circunstancia de crisis económica mundial este tratado nos va a ayudar mucho, es muy oportuno", apuntó.

No obstante, el festejo del convenio -que junto con Canadá lleva a un intercambio comercial en la región de 1,17 billones de dólares- quedará un tanto desangelado por la ausencia del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, que faltará a la cita porque tiene reuniones ministeriales y parlamentarias en su país.

A pesar de sus desencuentros con el mandatario, los empresarios respaldan el viaje de López Obrador.

El presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Francisco Cervantes, dijo recientemente que la visita "va a generar cosas buenas".

EN PLENA PANDEMIA

La visita de López Obrador llega en un momento crucial para México, sumido en una crisis económica no vista desde hace décadas por el coronavirus.

México suma al momento más de 261.000 casos y 31.119 defunciones. Mientras que Estados Unidos, epicentro mundial de la pandemia, ha superado los 2,93 millones de contagios y los 130.000 muertos.

Ambos mandatarios negaron, al menos las primeras semanas, la gravedad del problema.

El viaje ha llevado a un hecho inaudito: López Obrador se sometió, por fin, a la prueba de coronavirus, a la que dio negativo.

"Me la hice (la prueba) porque voy a viajar y tengo que actuar con responsabilidad y estar muy seguro de que no tengo afortunadamente este virus. Ya me hice la prueba, llevo mi certificado", explicó este martes.

Y en un enésimo ejemplo de moderación -para algunos críticos, servilismo- aseveró que si Washington le pide un nuevo análisis se lo hará sin problemas y "humildemente".

"Si allá, por el protocolo de salud, tengo que volver a hacerme la prueba, lo voy a hacer, porque tengo que ser respetuoso de las normas que tienen en ese país", concluyó.