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Obstáculos frenan regularización de haitianos

Miles de haitianos han hecho cola estas semanas en las oficinas de República Dominicana para tratar de aprovechar una oportunidad poco común: legalizar su estatus en un país donde llevan mucho tiempo viviendo en las sombras. Para muchos, la esperanza pronto se convirtió en decepción.

Desde el 2 de junio, cuando se abrió un proceso para conceder el permiso de residencia a los haitianos que viven en República Dominicana desde 2011, sólo una diminuta fracción de los aspirantes han conseguido mostrar documentación suficiente de su país natal para conseguir el permiso, según las autoridades. El plazo para registrarse o enfrentar una posible deportación vence a inicios del año que viene.

Los trabajadores migrantes como Luccene Philomé, quien hace poco acampó con un pequeño grupo de personas ante el ministerio del Interior para ser de los primeros en ser atendidos al día siguiente, dicen que les están pidiendo documentos como un carné de identidad haitiano, pasaporte o certificado de nacimiento.

"Me hace falta todo, como quien dice", dijo Philomé, al salir de la oficina, El hombre de 36 años y padre de un niño de seis, con las manos estropeadas por sus años como albañil, sólo cuenta con una vieja copia fotostática de su acta de nacimiento, con la cual comenzó el trámite, deberá presentar el original o un pasaporte a más tardar el 28 de febrero de 2015. Tuvo problemas incluso para que los funcionarios dominicanos registrasen sus huellas dactilares.

Hace tiempo que los inmigrantes en Haití tienen una vida dura en República Dominicana, pero en este caso su malestar se dirige principalmente al gobierno de Haití, que ha sido lento al emitir los documentos necesarios y ha cobrado cuotas mucho más altas de lo que puede pagar la mayoría de la gente. Los haitianos han realizado varias protestas por este asunto en las últimas semanas, ante la embajada de su gobierno en Santo Domingo.

El embajador de Haití, Fritz Cinéas, detalló que los inmigrantes deberán pagar 2.500 pesos (unos 60 dólares) por la copia del acta de nacimiento, credencial de elector y pasaporte. Dijo que se trata de un precio especial para el proceso de registro de inmigrantes en República Dominicana, ya que el precio normal del acta de nacimiento es de 50 dólares y del pasaporte, 80.

Aun así, es demasiado caro en un lugar donde los trabajadores migrantes apenas ganan 5 dólares al día, dijo William Charpentier, coordinador de la organización no gubernamental Mesa Nacional para las Migraciones.

El gobierno de Haití es sometido a crecientes presiones internacionales para que resuelva el problema y ofrezca una solución antes de que venza el plazo, pero el proceso dominicano para darles la residencia legal, conocido como "regularización", ha tenido claramente un comienzo lento.

En las primeras semanas desde que comenzó el plan, más de 50.000 haitianos han acudido a inscribirse, pero menos de 10.000 tienen documentos de identidad y apenas 120 reúnen todos los requisitos, dijo el ministro de Interior, Ramón Fadul, cuya institución dirige el proceso.

El gobierno dominicano puso en marcha el plan el 2 de junio, con la meta de regularizar el estatus migratorio de todos los extranjeros que no tienen permiso de residencia. Aunque no existen estadísticas oficiales, una encuesta auspiciada por Naciones Unidas estimó en 2013 que en el país residen cerca de 460.000 inmigrantes haitianos, así como más de 60.000 ciudadanos de otras naciones.

República Dominicana y Haití comparten la isla de La Española y una frontera porosa, que en algunos lugares no es más que un río seco o un camino polvoriento marcado con tiza blanca.

Comparativamente mucho más rica que su vecino, República Dominicana ha sido desde hace mucho un imán para los trabajadores de bajos ingresos provenientes de Haití, pero en los últimos años ha tratado de limitar el tráfico transfronterizo no regulado.

Como parte de ese esfuerzo, el gobierno dominicano acordó permitir que los inmigrantes que vinieron al país antes de octubre de 2011 podrán registrarse para quedarse y trabajar.

Se trata de una cuestión independiente de una polémica que estalló el año pasado, cuando la Corte Suprema del país falló que las personas nacidas en República Dominicana de padres no ciudadanos no tienen derecho a la ciudadanía. Grupos de derechos humanos dijeron que la decisión retroactiva dejó en el limbo a cientos de miles de personas. El gobierno aprobó un programa para resolver su situación, pero aún no lo ha implementado.

Las autoridades dominicanas han advertido que quien no se haya regularizado a más tardar el 31 de mayo de 2015, será repatriado.

"La situación es grave", dijo a The Associated Press Manuel Robles, responsable de incidencia e investigación del jesuita Centro Bonó.

Robles recordó que durante los últimos meses miembros de las organizaciones no gubernamentales de los dos países se han reunido con las autoridades haitianas para insistirles en la importancia de que documenten a sus ciudadanos, "pero llegó junio y no ha pasado nada".

Los migrantes que pueden calificar para obtener la residencia luchan para obtener los documentos de la embajada de Haití o en la propia Haití. Decenas de inmigrantes haitianos pasan la noche en las oficinas del ministerio de registro, a veces familias enteras, para ser los primeros en ser atendidos al día siguiente.

"Viene mucha gente, de mi barrio todos han venido una noche antes", explica Odige Liphete, de 26 años, padre de tres niños y quien llegó a República Dominicana cuando era niño, en 1996.

Sin papeles de residencia, los migrantes temen ser deportados cuando expire el plazo. Eso significaría una vida en la que no podrán trabajar legalmente ni inscribirse en la escuela.

Philomé dijo que seguirá tratando de conseguir sus documentos. "Tengo que tomar el tiempo para hacerlo. Si no tomo el tiempo, no voy a lograr nada", añadió.

"Necesitamos documentos (de residencia). Sin documentos no tienes un empleo fijo y uno que tiene familia debe de tener un empleo fijo", explicó a su vez Liphete.

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