Solo tiene 17 años y un disco en el mercado, pero muchos expertos y millones de fans ya colocan como la próxima gran estrella de la música a Billie Eilish, que ha sido uno de las sorprendentes e indiscutibles figuras del festival Coachella que se celebra estos días en California (EE.UU.).
Su presentación en este evento, que es un referente de lo "cool" y del gusto hípster, supone un nuevo espaldarazo para una artista que comenzó componiendo canciones en su casa junto a su hermano y que recientemente alcanzó el número uno en la lista Billboard, pasó por el plató de Ellen DeGeneres y fue objeto de dos largos perfiles en los diarios The New York Times y Los Angeles Times.
Aunque actuaba en la noche del sábado en Coachella en un lugar prominente, el público pronto se dio cuenta de que el Outdoor Theatre, el segundo escenario más grande del evento, se iba a quedar pequeño para esta joven angelina.
A la misma hora del concierto de Aphex Twin o de la sesión de Idris Elba como DJ, miles y miles de asistentes en Coachella escogieron, sin embargo, ver a Eilish, que arrancó su actuación media hora tarde y mientras frente al escenario se producían algunas aglomeraciones.
Con una estética muy singular, a caballo entre el look rapero y el gótico y muy alejado del de otras cantantes femeninas, Eilish comenzó su exitoso concierto con "bad guy", uno de los éxitos de su recién publicado debut "WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO?".
Enlazando pop oscuro e introspectivo con detalles de hip-hop y electrónica por medio de unas canciones minimalistas y sin grandes florituras, el álbum de Eilish llama también la atención por su pronunciado contraste, el que va del lamento de corazón roto adolescente de "wish you were gay" a la contundencia y exhibición de poderío de "you should see me in a crown".
Aunque quizá sea "xanny" la gema de su álbum, una canción asombrosamente madura y en la que reflexiona sobre el consumo de calmantes y otras drogas en su generación.
Las críticas a su disco debut, que ha coescrito y producido su hermano Finneas O'Connell, han sido muy positivas, y toda una referencia de la industria como Dave Grohl, líder de Foo Fighters, comparó la conexión de sus hijas por la obra Eilish con lo que los jóvenes de los años 90 sentían por los temas de Nirvana.
La aventura de Eilish comenzó en 2015 cuando publicó en la plataforma Soundcloud la canción "Ocean Eyes".
A partir de ahí comenzó la fiebre por ella en las redes sociales y los millones de clics en sus temas que la llevaron a firmar por Interscope y a tener ahora 17,8 millones de seguidores en Instagram.
Aunque la historia de un talento joven y único que alcanza el estrellato a la velocidad del rayo es una constante en el pop, Eilish trata de evitar las comparaciones.
"Todo el mundo siempre intenta hacer que todo el mundo compita (...). Es como: '¿El álbum de Billie quizá supere al de Ariana Grande?' Pero paren, no me importa eso. No quiero oír que Billie Eilish es la nueva Lana del Rey. ¡No le falten al respeto a Lana así! Esa mujer ha hecho su estilo de manera perfecta durante toda su carrera y no debería escuchar eso", dijo a Los Angeles Times.
"No quiero escuchar que alguien es la nueva Billie Eilish en un par de años", añadió.
A la espera de lo que depare el futuro, el presente es suyo y este año, para confirmar la magnitud de su fenómeno, tiene una enorme gira mundial con dos paradas en España: el 2 de septiembre en el Poble Espanyol de Barcelona y al día siguiente en el WiZink Center de Madrid.
FUENTE: EFE