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Investigación y desarrollo para borrar huellas de un macabro pasado

Panamá , (EFE). La alargada sombra de Estados Unidos en Panamá es fácilmente comprensible habida cuenta de su presencia en el istmo durante casi un siglo, pero que una de sus bases en suelo panameño fuera centro decisorio de la invasión de 1989 es un macabro pasado, cuyas huellas pretende borrar la Ciudad del Saber.

No es el único de los antiguos centros estadounidenses reconvertidos en Panamá, pero llama más la atención porque el mismo lugar donde se gestó la denominada operación "Causa justa ", para derrocar al entonces dictador Manuel Antonio Noriega en 1989, es hoy un recinto multidisciplinar que alberga, entre otros organismos y empresas, varias agencias de Naciones Unidas, como la oficina regional del Alto Comisionado para la Prevención de la Tortura.

" Aquí se decidió la invasión del país y se instaló al gobierno nuevo (de Guillermo Endara). Trajeron tropas de California a la base de Howard, al otro lado del Canal, pero la invasión a Panamá -aparte de los ataques aéreos- consistió fundamentalmente en desplegar las tropas que estaban aquí. Solo tenían que cruzar a la acera de enfrente. Fue una atrocidad increíble ", detalla a Efe Guillermo Castro, director académico de la Ciudad del Saber desde 2000.

Esta fundación sin ánimo de lucro, creada en 1993, antes de la transferencia definitiva de los territorios ocupados por Estados Unidos en Panamá (1999), se radica en lo que fuera el Fuerte Clayton, base militar norteamericana que operó a orillas del Canal durante 80 años (1919-1989), trece de los cuales (1983-1999) como sede del Comando Sur del Departamento de Defensa de aquel país.

"Un grupo de empresarios panameños que habían estado muy involucrados en los Tratados (Torrijos-Carter, 1977) y con negocios a escala regional proponen conservar una parte de la base y crear aquí una plataforma para el desarrollo científico, cultural y tecnológico", explica este investigador panameño, que agrega: "Además de construir sus empresas, participaron en la construcción del Estado mismo".

Según recoge el libro "Un legado en construcción", editado por la Fundación, la base de Clayton se creó por decreto ejecutivo firmado por el presidente estadounidense Woodrow Wilson el 30 de diciembre de 1919 y fue bautizada así en honor al coronel Bertram T. Clayton, excombatiente en la guerra hispano-estadounidense de 1898 y muerto en Francia en 1918, durante la Primera Guerra Mundial.

"Lo que nació como una base de infantería para defender el Canal terminó convertida, con el desarrollo del poder global de Estados Unidos, en la base del Comando Sur", que desarrolla la política defensiva estadounidense en América Central, del Sur y Caribe, relata Castro.

Hoy muchos de aquellos barracones ocupados por soldados de EEUU albergan a empresas, aulas, laboratorios y organismos internacionales, entre ellos agencias de Naciones Unidas y ONG, como Médicos sin Fronteras o Save the Children.

La misión de la Ciudad del Saber, en palabras de su director académico, es "poner el conocimiento al servicio del desarrollo sostenible fomentando las ventajas competitivas de Panamá", que serían de orden ambiental, de servicios a la economía global y demográfico.

La biociencia y la gestión ambiental; la tecnología de la información y de la comunicación como medio para que las empresas puedan operar 24 horas al día y así contribuir a la economía global; la formación de capacidades; el desarrollo humano y el emprendimiento son las seis áreas de investigación y desarrollo que abarcan las más de 200 organizaciones que actualmente hay en el campus de la Ciudad del Saber.

La transformación del casco histórico del antiguo fuerte se ha ido dando a lo largo de los años: del antiguo cine al actual Ateneo; del antiguo centro recreativo al presente Centro de Convenciones; del otrora templo multiconfesional a la próxima galería de arte.

"Hemos recuperado para uso público algo que solo era de uso privativo para los militares y sus familias", presume Castro.

El Plan Maestro de transformación de la base militar en la Ciudad del Saber impide edificar en los lugares donde antes no había construcción, por lo que dos de las terceras partes de sus 120 hectáreas se mantienen como áreas verdes.

Quizá esa sea la manera definitiva para borrar las huellas que uniformes de ese color provocaron en la población panameña.

FUENTE: Agencia EFE

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