La NASA confirmó la presencia de auroras en Neptuno gracias a observaciones del telescopio espacial James Webb, marcando un hito en la exploración del sistema solar al convertirse en el último de los planetas gigantes gaseosos con este fenómeno confirmado.
Utilizando el espectrógrafo de infrarrojo cercano (NIRSpec), el Webb logró detectar el brillo característico de las auroras en la atmósfera superior de Neptuno. La ubicación de estas emisiones fue posteriormente superpuesta a imágenes tomadas por el telescopio Hubble, lo que permitió una mejor comprensión de su distribución y comportamiento.
Telescopio de la NASA James Webb capta por primera vez auroras
Las auroras se producen cuando partículas cargadas provenientes del viento solar quedan atrapadas en el campo magnético del planeta y colisionan con su atmósfera, liberando energía en forma de luz.
Este descubrimiento no solo amplía el conocimiento sobre Neptuno, sino que también ofrece nuevas oportunidades para estudiar la dinámica de su campo magnético y las condiciones atmosféricas extremas del planeta más lejano del sistema solar.