Antes de que Diane Kruger decidiera aparcar su carrera como modelo para apostar a fondo por la interpretación, había trabajado con marcas tan prestigiosas como Dior o Chanel y, en el caso de esta última, ha continuado manteniendo una estrecha relación con la casa de moda francesa como embajadora e imagen de varias de sus campañas publicitarias.
Su amistad personal con el legendario director creativo de la marca también contribuyó a cimentar su longeva colaboración y la muerte del káiser el pasado mes de febrero supuso un duro golpe para ella, que siempre le había considerado una especie de figura paterna subrogada.
En su caso, lo más triste de esa gran pérdida para el mundo de la moda fue que impidió que Karl Lagerfeld pudiera ver en persona a la hija de Diane tal y como deseaba.
"Es bastante triste, porque volé a París para que conociera a mi hija y habíamos acordado vernos justo el día después de que falleciera. Es triste, pero al menos él tuvo una buena vida", ha revelado en una entrevista a People TV, en la que ha explicado cómo recordará ella a su amigo.
"Era mi vecino en París y calculo que en los últimos veinte años le veía dos o tres veces a la semana caminando por la calle. Tengo muchos recuerdos suyos: desde pasear juntos por Versalles a volar a China en su avión privado sin dormir ni un solo segundo durante todo el viaje porque me estaba contando historias de su infancia. Era alguien muy excéntrico y divertido, pero también muy dulce. Entre nosotros hablábamos en alemán y creo que eso hizo que tuviéramos un vínculo muy especial porque nadie más podía entendernos".