Janet Jackson, 50 Cent y Chris Brown actuaron el jueves en un concierto en Arabia Saudita en el que la rapera Nicki Minaj había renunciado a participar como gesto de apoyo a los derechos de las mujeres.
Una entusiasta multitud bailó al ritmo de la música en el Jeddah World Fest, en la ciudad saudita de Yedá, junto al mar Rojo.
La escena, inimaginable hace apenas dos años, es una muestra de cómo el reino musulmán ultraconservador está aliviando las restricciones al ocio en vigor desde hace décadas.
Minaj, conocida por sus letras provocadoras y sus videos musicales obscenos, anunció el 9 de julio que anulaba su concierto para mostrar su apoyo a los derechos de las mujeres y a la comunidad gay.
La cancelación encendió las redes sociales, donde muchos de sus seguidores en el reino expresaron su decepción y reclamaron que les rembolsaran las entradas.
La cantante insistió en Twitter en que su decisión no pretendía "faltar el respeto" del gobierno saudita.
Pero también el anuncio de su presencia en el festival había suscitado una oleada de reacciones en las redes sociales de parte de los sauditas más conservadores.
Algunos medios locales, como el diario progubernamental Okaz, afirmaron que fueron las autoridades las que anularon el evento ya que iba en contra de las "costumbres y valores" del reino.
El país ha estado en la mira por la situación de los derechos humanos desde el asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi, el año pasado en Estambul, y ante los juicios en curso contra mujeres activistas.
Arabia Saudita está impulsando el ocio para sus ciudadanos, lo que algunos consideran como un intento de mitigar la frustración generada por la desaceleración económica y la alta tasa de desempleo juvenil.
La Autoridad General para el Entretenimiento dijo que planea inyectar 64.000 millones de dólares en el sector la próxima década.
FUENTE: AFP