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Príncipe Carlos ganó más y contaminó menos en 2007/2008

LONDRES (AFP) - El príncipe Carlos, heredero al trono de Inglaterra, aumentó en un 6% sus ingresos en 2007 y redujo sus emisiones de dióxido de carbono en un 18%, según un informe financiero anual.

El príncipe de Gales se embolsó 18,72 millones de libras (23,66 millones de euros) durante el año fiscal 2007/2008, de los que 16,27 millones de libras proceden de su ducado de Cornualles y casi 2,4 millones del gobierno británico. El año anterior cobró 17,63 millones.

Por sus ingresos pagó 3,43 millones de libras de impuestos, al igual que el año anterior.

Ferviente defensor del medio ambiente, el Príncipe redujo sus emisiones de dióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero considerado como el principal responsable del calentamiento global, en unas 630 toneladas para alcanzar las 2.795 toneladas en 2007/2008.

Para compensar sus emisiones, financió diversos proyectos ecológicos, sobre todo a través de la organización Climate Care.

Este recorte del 18% respecto al año precedente, en el que afirmó haber conseguido su objetivo de ser ecológicamente neutro, lo logró optando por un suministrador de electricidad ecológica y disminuyendo sus emisiones vinculadas a los viajes.

Al hacer públicas sus cuentas el año pasado, el Príncipe se fijó como objetivo reducir sus emisiones en un 12,5% antes de 2012, algo que consiguió en tan sólo un año.

Para disminuir el daño medioambiental, su Jaguar, su Audi y su Range Rover circulan con aceite de fritura reciclado.

El tren real también funciona con este carburante desde septiembre de 2007 y su Aston Martin se mueve gracias a un biocombustible elaborado con vino.

Este balance ecológico toma en consideración sus actividades y las de su esposa Camila, su residencia y sus oficinas londinenses de Clarence House, sus residencias de Highgrove (suroeste de Inglaterra) y de Birkhall (Escocia), así como las actividades oficiales de su personal.

No contabiliza, por el contrario, los viajes oficiales cuyas emisiones compensa el gobierno británico ni las emisiones de CO2 de sus granjas, que sumaron 2.459 toneladas el año pasado.