CRIANZA Creciendo con Mamá - 

Reglas para entender a nuestro hijo (a) de dos años

Marilyn Cejas
Por Marilyn Cejas

Cuando llegan los dos años de nuestros hijos tenemos que estar conscientes de todos los cambios que se irán presentando en su desarrollo, con respecto a humor, temperamento, necesidad de independencia, autonomía, etc.

A través de esta nota no hablaré sobre los supuestos "terribles dos", sino sobre lo que como padres debemos saber para poder entender mejor a nuestros hijos a esa edad, quienes aún no tienen la capacidad de ponerse en el lugar de otro y sólo responden a lo que ellos desean; si ponemos en práctica algunos trucos entonces lograremos que se sientan más seguros, sin necesidad de gritarles ni de que lloren.

Como madre de mi Kiannah Valentina, tengo muchas anécdotas que compartir relacionadas al tema que nos atañe. Muchas veces mi hija responde con un rotundo NO a casi la mayoría de lo que su padre y yo le decimos. Ahora bien, es totalmente normal el hecho de oponerse continuamente a todo, así como la constante voluntad de desobedecer y salirse siempre con la suya.

Esta es la edad (dos años) cuando el niño (a) quiere hacerlo todo solo (a), no quiere depender de nadie y se opone a lo que signifique control por parte de sus padres. Por ejemplo, muchas veces nos ha pasado que mi esposo va a pasear con mi bebé por la urbanización, se dispone a ponerle los zapatos y ella le dice clarito "no papá, yo solita", y por supuesto, aunque no lo haga perfectamente, él le da esa libertad.

Por otro lado, cuando le damos agua en el termo y nos ve tomando agua en un vaso, nos dice que no quiere eso, que en el vaso y sola; lo que vemos muy bien y se lo damos para que tome solita.

Y lo que hizo desde hace mucho fue pedir que no le diéramos la comida, sino que se come su comida solita, me atrevería a decir que antes del año mi bebé pidió comer sola.

Pero también hay muchos casos en los cuales como padres no podemos ceder, y es, por ejemplo, cuando desobedece una orden como una forma de desafiarnos. Un ejemplo claro fue anoche, mi esposo se puso con mi hija a jugar con plastilina en la mesa, le hizo varias figuras y ella estaba contenta, pero al rato de estar con la plastilina le dio por colocársela en la boca como para comérsela, allí los del rotundo NO fuimos nosotros, como quien dice, se invirtieron los papales.

Con esto quiero decir que sí, debemos darles libertad a nuestros hijos de jugar solos, comer, quitarse la ropa, tomar agua, etc.; pero también dejarles claros cuando algo no está bien, en este caso de querer comerse la plastilina se la quitamos y la guardamos, ella sintió impotencia y rompió a llorar, ese momento es una oportunidad de oro que tenemos los padres, es el momento para sentarnos junto a ella o él y explicarle por qué eso que acaba de hacer no está bien y el daño que puede ocasionarle.

De esta manera, sin gritar, veremos que la reacción será de entender y se quedará tranquilo (a).

También tenemos el caso de cuando colorea o pinta en sus libros de figuras, llega un momento que se cansa y quiere experimentar otra cosa, rayar la pared, pues NO, es un rotundo NO pero con explicación incluida que debemos darle y además, brindarle las herramientas adecuadas para que pueda entretenerse.

Una idea es, luego de eso, colocamos en la pared papel manila y lo ponemos a pintar con témpera, les aseguro que apenas vean los pinceles y los colores, se emocionarán mucho y querrán hacerlo solitos. En este momento démosle libertad, sólo estemos pendientes de que no se lleven a la boca algún pincel o la pintura.

Son muchas las experiencias que podemos compartir quienes somos padres de un niño o niña de dos años. En definitiva, los ingredientes indispensables para poder manejar cada situación junto a ellos, son dos elementos, paciencia y fantasía (con respecto a este último me refiero a colocarles un escenario donde mencionemos animales, príncipes, etc.), para así animarlos y convencerlos a que hagan lo correcto. ¡Que Dios me los bendiga!